¿Vacar a Castillo o no? Intereses detrás de la división de la derecha y el empresariado
En las últimas semanas se han escuchado declaraciones contradictorias al interior del Ejecutivo, pero también, en la oposición. Bellido habla de «Cuestión de Confianza» y lo dejan sin piso, pero también en la oposición unos hablan de vacancia y otros la niegan.
Esto último se vio con las declaraciones del vocero de la bancada de Acción Popular, Carlos Zeballos, quien dijo categóricamente que no se puede pensar en vacancias
Su declaración adquiere peso porque el partido acciopopulista es el grupo parlamentario que puede sumar los votos necesarios para realizar reformas constitucionales e, incluso, sacar al presidente.
¿Por qué de estas diferencias? Como el Congreso de la República es un poder que, básicamente, representa a intereses empresariales, el estudioso Francisco Durand dio una posible respuesta.
Dos alas de la derecha
La primera división se notó con la finalización del gobierno de Alberto Fujimori: unos querían que se quede y otros, facilitaron el fin de su periodo; estas diferencias se mantuvieron por varios años pero se manifestaron con más fuerza ante el ascenso de Pedro Castillo al poder. Durand asocia a estos últimos con los intereses transnacionales.
En cambio agrupa al ala dura de la derecha a los empresarios que se mueven localmente. La división llevó a tal punto que la Confiep ya sufrió una fractura con el nacimiento de la Unión de Gremios del Perú
Para ilustrar esta división es necesario fijarse en las diferencias entre el sector bancario y el minero. Los mineros temen a los llamados conflictos sociales en las zonas de explotación; en cambio, al sector bancario le basta con mantener su oligopolio mediante el lobby.
Los primeros operan a nivel nacional y en cambio, los otros, se contentan con que Lima esté tranquila.
Esta diferencia de intereses se traduce en una posición distinta ante Castillo. Durand observa que mientras unos empresarios son más “dialogantes”, otros hablan de fraude.
Con el avance de la gestión de gobierno, se ha visto acercamientos entre los empresarios mineros y el gobierno. La reunión entre empresarios mineros y el gobierno, que frustró la llegada de Bellido al Valle del Tambo para negar por completo el proyecto Tía María fue clave.
Otro síntoma es la permanencia de Julio Velarde. Hay voces que indican que sus maniobras con los tipos de cambios favorecen a los empresarios en sus operaciones de exportación de minerales.
Reflejo político y mediático
¿Dónde se refleja esta situación claramente? pues para eso solo es necesario prestar atención al discurso falsamente periodístico de Rosa María Palacios. Ella, como evidente representante de los intereses mineros, afirmó categóricamente que los fujimoristas perdieron las elecciones.
A nivel de operadores políticos, basta con prestar atención a los financistas de los parlamentarios para saber qué intereses defienden.
Mientras más cercanos a los grupos de poder económico del ala dura (Grupo Wong, Romero, Klimper), entonces, son más intransigentes. En tanto, si son más cercanos a grupos de poder económico “dialogante”, son menos intransigentes.
Entonces, mientras los fujimoristas apuestan por la vacancia, grupos como el ala derecha de Acción Popular apuestan por “Ollantizar” a Pedro Castillo.
Para ambos intereses es funcional el acoso de los medios de comunicación, a cada acto e integrante del Ejecutivo a un nivel incomparable si se recuerda el papel de los medios periodísticos durante las gestiones de Alan García o, Martín Vizcarra.
Efectos
Cabe recordar que estas “dos derechas” no fueron capaces de ponerse de acuerdo luego del triunfo de PPK sobre Keiko Fujimori y sumieron al Perú en una crisis política sin precedentes que no trajo otra cosa que el ascenso de la izquierda provinciana.
Pedro Castillo es, de alguna manera, producto político de estas diferencias y, se ha visto atrapado entre los dos intereses pues, así como fue fruto de la diferencia es la causa de su posible unificación pues, ambas alas, la moderada y la radical, cierran filas cuando se trata de reformas profundas.