Vacancia y contra vacancia
La destitución de presidente por acuerdo del Congreso de la República, desató una ola de protestas. Días previos, cierta prensa había estado fomentando los ánimos de la población contra esta medida, bajo el supuesto que sería dañino para el país, estando convocadas las elecciones generales y en plena pandemia.
Se activó el odio contra el Parlamento y en especial, contra su presidente Manuel Merino. Insólitamente, se estaba abogando por no destituir al corrupto, yendo contra casos similares anteriores. ¿?
Para ser coherente con mis escritos anteriores, hago uso de mi derecho a la discrepancia para emitir mi opinión discordante con quienes están en desacuerdo con la decisión multipartidaria del Parlamento, dentro del cual Merino es solo un voto, pero se carga sobre él, todo el peso de la decisión de los otros 104. Hasta la bancada del Frente Amplio que antes había pedido la destitución de Merino votó por la vacancia, salvo dos damas. Mal haríamos de echarle la culpa a Merino de los votos de esta agrupación.
En todo caso, los culpables son 18 de Acción popular, 20 de APP, 6 del FA, 14 del FREPAP, 15 de FP, 10 de PP, 7 de SP, 12 de UPP y 3 de los no bancados. Son los representantes de todos los partidos políticos, a excepción del morado, los que destituyeron a Vizcarra. Esto indica que decisión ha sido democrática, pero se trata por todos los medios de deslegitimar esta decisión, que es una atribución legítima.
Pero Manuel Merino, por más que lo miren como un simple agricultor, siempre ha tenido apoyo de la población mayoritariamente campesina de Tumbes. Ha presidido diversas asociaciones agropecuarias, incluyendo el de la comercialización de productores de plátano, miembro del Comité de defensa del Agro Tumbesino y representante regional de los Productores Agrarios de Tumbes. Ha sido un dirigente gremial de base.
Desconcierta ver que protestan juntos por el mismo motivo izquierdistas y derechistas. Todos los gobernantes corruptos tienen seguidores, pero nunca me imaginé que algún sector de la izquierda estuviera en contra de la vacancia de uno de ellos, a pesar de haber pregonado que luchaban contra la corrupción “caiga quien caiga”. Incluso desde la izquierda se ataca a la bancada izquierdista que votó a favor. El pueblo que observa estas contradicciones, queda desorientado.
Muchos aducen que la medida es inconstitucional porque distorsiona el concepto de incapacidad moral permanente, pero no reparan que en su distorsión del concepto “golpe de estado”. Están contra la constitución espuria, pero la defienden en este caso, para proteger a un presidente corrupto. Una candidata que siempre habla mal de Cuba y del gobierno de Venezuela quizá porque no entiende el problema, también salió a protestar contra la vacancia del corrupto. ¿La apoyarán en las próximas elecciones?
Pero es claro que se actúa sobre las consecuencias y no sobre las causas de estas crisis políticas. Actuamos sobre el producto terminado y no sobre los insumos del proceso. La vacancia es una consecuencia sucesiva que viene desde atrás. No es un hecho aislado. Entonces, tenemos que identificar las fallas para actuar sobre ellas. Las incoherencias, quizá se deban a que la emotividad de la coyuntura supera los principios ideológicos.
Se podrá decir que el actual congreso es de lo peor y estaremos de acuerdo, pero esto es lo que hemos conseguido con la disolución del anterior apoyada por la izquierda y lo hemos hecho participando voluntariamente en las últimas elecciones. Es el producto del proceso. Ellos no se han auto elegido. ¿A quién echar la culpa? Y si vamos más atrás, podríamos preguntar ¿No fue la izquierda la que recomendó votar por el mal menor?
Se aboga por el equilibrio de poderes como ideal político, pero este paralelismo es precisamente discordante con los anhelos democráticos. El presidente es solo un administrador de las leyes del congreso y de allí el concepto de Ejecutivo. Todo está tergiversado ex profesamente por el histórico caudillismo. Pero hay líderes políticos quieren manejar el país como hacen con sus partidos. El dueño del partido es el que decide y no la asamblea de la asociación política.
En toda organización social, sea empresa de sociedad, comunidades nativas y campesinas, sindicatos, asociaciones, cooperativas, la asamblea es la máxima autoridad. Puede destituir al presidente por alguna falta y nadie se atrevería a discutir esta atribución. La asamblea puede equivocarse, pero solo ella puede rectificarse. Ningún presidente puede enfrentarse a la asamblea porque lo destituyen inmediatamente.
Solo en nuestro amañado régimen político el presidente se toma la atribución de disolver a la asamblea nacional (Congreso). Eso es antidemocrático. Pero esto, es un producto histórico de la arbitrariedad de quienes nos han gobernado con fines protervos durante la vida republicana. Una nueva república no debería mantener un régimen presidencialista que, es la negación de la voluntad democrática.
Desde nuestra concepción ideológica, no deberíamos apoyar el personalismo en contra de las mayorías. Este es un principio que no deberíamos pisotear. No deberíamos avalar bajo ningún pretexto procedimientos de esta índole. Si buscamos una nueva república, el presidencialismo y separación de poderes, no va con nuestra ideología. Muchos males republicanos se deben a esta forma de gobierno y corresponde corregir el sistema político si queremos el cambio que pregonamos.
Si manifestar mi opinión genera contrariedad, asumo las consecuencias. Lo hago de buena fe y defenderé mis principios, aunque me cueste lo peor. Prefiero quedarme solo con mi posición porque estoy seguro de que el tiempo me dará la razón. Con decir lo que pienso no ofendo a nadie. Disculpen.