SINEACE alcanza recomendaciones para la autoevaluación en las escuelas
La autoevaluación es una herramienta poderosa para mejorar la oferta educativa. Precisamente, el educador uruguayo, Pedro Ravela, explica que esta práctica visibiliza las fortalezas y las debilidades de una escuela a partir del análisis que realizan sus miembros sobre las actividades que desarrollan. De ese modo, las instituciones mejoran constantemente y responden a todos sus desafíos.
En la conferencia virtual “La autoevaluación como herramienta de mejora”, que organizó el Sistema Nacional de Evaluación, Acreditación y Certificación de la Calidad Educativa (Sineace), el experto comparó el sentido de la autoevaluación con la evaluación formativa y nos dejó diez lecciones que debemos tener en cuenta si buscamos que nuestra escuela realice este proceso:
- La autoevaluación debe estar orientada a la evaluación formativa. Ravela señala que hay dos formas de evaluar. Una de ellas es la formativa, la cual mejora el desempeño de la institución, y la otra es de certificación o acreditación, que tiene la finalidad de premiar o calificar. La autoevaluación debe apuntar a la primera de ellas.
- La autoevaluación no se define por el instrumento, el contenido, el momento o los procesos. Al igual que la evaluación formativa, la autoevaluación se enfoca en la reflexión, el intercambio profesional entre los equipos, el recojo de evidencias, el fortalecimiento de capacidades, y la aplicación de acciones de mejora.
- La autoevaluación debe ser una motivación interna. Eso quiere decir que no debe realizarse para obtener una recompensa o por presión externa. La autoevaluación debe realizarse por voluntad de la institución para fortalecer capacidades y brindar una mejor educación a los estudiantes.
- Toda autoevaluación requiere un referente. El profesor Ravela subraya que se necesita un referente para contrastar lo que se está evaluando. De ese modo, se pueden considerar indicadores, criterios, estándares o marcos conceptuales. Por ejemplo, el modelo peruano para educación básica considera las dimensiones estratégica, pedagógica, comunitaria y administrativa.
- La autoevaluación debe tener muchas miradas. Este proceso debe contar con la participación del equipo de dirección, los docentes, los estudiantes, los padres de familia, así como otros miembros que puedan dar una mirada externa (especialistas, otras escuelas, etc.).
- La autoevaluación debe recoger muchas evidencias. La información debe ser de varias fuentes entre cuantitativas y cualitativas. Se deben considerar distintos indicadores, varias perspectivas y mucha observación.
- Podemos empezar la autoevaluación con los más motivados. En un inicio, no es necesario que participen todos. Se puede partir con los grupos que están más comprometidos con el proceso y luego ir sumando a más miembros.
- Deben existir condiciones para lograr la autoevaluación. Conviene tener un ambiente de confianza y cooperación profesional, tiempos y espacios productivos, cultura de apertura, liderazgo, comunicación y visión.
- La autoevaluación tiene muchos puntos de partida. Puedes empezar desde un proyecto educativo institucional, un área que requiera mejorar, la revisión de los compromisos de gestión escolar, una mirada 360 (integral) o también desde la actual situación de emergencia sanitaria.
- Hay que evitar ciertos riesgos. Como la autocomplacencia, el autocastigo, el exceso de trabajo, perder el foco en lo pedagógico y los aprendizajes, trabajar de manera discontinua o desarticularse de la vida cotidiana de la institución.
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