Pyongyang, al borde de la «política de doble contención» de EEUU
El Consejo de Seguridad de la ONU aprobó el 2 de junio, por unanimidad, un paquete de sanciones adicionales contra Corea del Norte. En su artículo para Fondsk, el experto del Instituto de Relaciones Internacionales de Moscú (MGIMO), Alexandr Vorontsov, evalúa las posibles consecuencias de la aprobación de este documento.
Inicialmente, las partes indicaron que la aprobación mostró la unidad de los países miembros del Consejo de Seguridad de la ONU, así como de la comunidad internacional en lo que respecta al programa nuclear de Corea del Norte. Sin embargo, posteriormente, los puntos de vista de los aliados cambiaron considerablemente.}
Así, la representante de EEUU, Nikki Haley, declaró que en caso de que las medidas diplomáticas y financieras no tengan efecto sobre Pyongyang, EEUU tiene «otros medios». Pese a que Washington aspira a llegar a un acuerdo con Corea del Norte a través de las negociaciones, «Pyongyang debe ser el primero en suspender todas las pruebas nucleares y de misiles, así como realizar los pasos concretos para liquidar los programas nucleares existentes», lo que, de hecho, significa que Corea del Norte debe desarmarse de forma unilateral antes del inicio de las negociaciones, indica el autor.
Además de esto, Washington amplió las sanciones unilaterales contra Pyongyang, agregando a la lista a 3 empresas y a un ciudadano ruso. Washington también subrayó la necesidad de que los Estados «que lleven a cabo una política responsable» rompan lazos diplomáticos y suspendan el comercio «ilegal» con Corea del Norte.
La «lógica de confrontación» de EEUU
Por su parte, el representante de Rusia en el Consejo, Vladímir Safronkov, indicó que «Pyongyang viola las sanciones impuestas, pero no suministra los componentes de armas de destrucción masiva a sujetos no estatales». Agregó también que «actualmente, no hay pruebas de que Pyongyang se dedique al desarrollo de programas de armas químicas y biológicas».
Además de esto, aseveró que la «lógica de confrontación» conlleva un riesgo de consecuencias catastróficas tanto para la península de Corea, como para la región en general. Safronkov afirmó que hay que prestar atención a la táctica del «doble enfriamiento» de los sistemas de misiles de Corea del Norte y de las maniobras de Corea del Sur y EEUU para solucionar los problemas de la región.
Sin embargo, entre 2015 y 2016, Washington rechazó las propuestas de Corea del Norte. El 8 de marzo de este año, el ministro de Exteriores de China, Wang Yi, presentó una propuesta similar, pero EEUU volvió a rechazarla.
El diplomático ruso también consideró que las sanciones sobre Pyongyang «no deben llevar a la asfixia de 25 millones de ciudadanos comunes y corrientes, la gran mayoría de los cuales necesita ayuda urgente».
Pero, ¿qué nos demuestra la aprobación de la resolución 2356 del Consejo de Seguridad?, se pregunta el columnista.
Rusia y China quieren la paz en la península
Según explica Vorontsov, en primer lugar, se trata de un plan de la Administración Trump en lo que respecta a la política exterior de EEUU. Actualmente, Washington lleva a cabo una «política de doble contención» sobre Rusia y China. En abril, el presidente de EEUU, Donald Trump, de hecho lanzó un ultimátum a Xi Jinping, obligándolo a imponer sanciones «draconianas» sobre Pyongyang durante 90 días. En otro caso, el mandatario estadounidense prometió sancionar a miles de empresas chinas que colaboran con Corea del Norte. Al mismo tiempo, Washington amplió las sanciones contra Pyongyang y Moscú.
A su vez, el secretario de Defensa de EEUU, James Mattis, elogió a Pekín por su solidaridad con Washington en cuanto al programa nuclear de Corea del Norte. Sin embargo, durante la misma intervención, el militar criticó la «política inadmisible y unilateral sobre el cambio forzado del ‘statu quo’ en el mar de China Meridional», así como amenazó a Pekín con una confrontación abierta con EEUU en esta región.
Esta no es la primera vez que el Consejo de Seguridad de la ONU impone sanciones sobre Pyongyang por sus pruebas nucleares, así como lanzamientos de misiles balísticos de largo alcance. Sin embargo, Corea del Norte solo ha lanzado proyectiles de corto y medio alcance. A pesar de esto, Washington calificó la aprobación de la resolución 2356 como una «victoria», puesto que esta fue la primera decisión ‘anti-Pyongyang’ de la Administración Trump aprobada por el Consejo de Seguridad. Al mismo tiempo, Pekín no logró conseguir la flexibilización de la posición de EEUU acerca de la situación en el mar de China Meridional, mientras que Rusia corre el riesgo de que la ONU amplíe las sanciones contra sus empresas en Corea del Norte, destaca el autor.
Pero, ¿es posible que el nuevo documento —que ha sido la tercera resolución de este tipo aprobada en los últimos 14 meses— tenga consecuencias para Pyongyang? Según opina el autor del artículo, todos los países miembros del Consejo entienden perfectamente que las sanciones no van a cambiar la situación, puesto que, a pesar de 17 resoluciones de la ONU que han sido aprobadas desde el año 2006, Corea del Norte sigue fortaleciendo su potencial nuclear. Al mismo tiempo, la ONU no quiere reconocer que en este caso se trata de una resolución unilateral, puesto que solo se refiere al programa nuclear de Pyongyang, sin mencionar la actividad de Washington —maniobras en las que participan cientos de miles de efectivos estadounidenses— en la región.
Kim Jong-un sin opciones
Al mismo tiempo, Vorontsov expresó que el objetivo principal de Washington es derrocar el Gobierno norcoreano y no destruir su potencial nuclear. Esta es la razón por la que EEUU se niega a llevar un «diálogo significativo» con Pyongyang, en el cual tomaría en cuenta las «preocupaciones legales de Corea del Norte en el ámbito de la seguridad». Por su parte, Moscú y Pekín están esforzándose para que se reanude el proceso de negociaciones, pero sin resultados. La Casa Blanca sigue usando a la ONU como una herramienta para impulsar sus decisiones.
El experto ruso recordó que en los años de la Guerra de Corea (1950-1953) la ONU luchó contra Corea del Norte, y no hay garantías de que esto no vuelva a ocurrir. Según Voronkov, el bloqueo económico total de Pyongyang podría llevar a la segunda Guerra de Corea, lo que cambiará el papel de la ONU como garante de la paz y la seguridad internacional.
Las acciones de Washington estimulan a las autoridades de Corea del Norte a doblar los esfuerzos para reforzar el escudo antimisiles norcoreano. A su vez, el líder de Corea del Norte, Kim Jong-un, no tiene ninguna posibilidad de cambiar su curso político y entiende perfectamente que las consecuencias de la «doble estrategia» de la Casa Blanca equivaldrían a la muerte inminente de Kim, como ya ocurrió con Slobodan Milosevic, Sadam Husein o Muamar Gadafi. De este modo, el mandatario norcoreano no puede hacer concesiones a Washington, y el compromiso de Pyongyang de «participar igualmente en el diálogo o en la guerra» no es una exhortación populista, sino la ley de la vida y la supervivencia de Corea del Norte, rodeada de una comunidad internacional «injusta e inamistosa», concluye el autor.