Lunes, 25 de noviembre 2024 - Diario digital del Perú

Pedro Castillo: 100 días contra las cuerdas y preparan el K.O.

Actualizado: 11 noviembre, 2021

LAPATRIA

Pedro Castillo: 100 días contra las cuerdas y preparan el K.O.

Todo el Perú sabía que le iban a hacer la vida imposible a Pedro Castillo. Era guerra avisada y, sin embargo, el chotano eligió estar a la defensiva, como si los rivales lo fueran a perdonar. 

Alguien dijo que Castillo no se daba cuenta de su poder pues si los medios de comunicación empresariales no pudieron evitar su ingreso a segunda vuelta y tampoco su triunfo ante Keiko, en la presidencia tenía una mejor posición para enfrentarlos. 

La oportunidad era visibilizar los casos de corrupción dados en pandemia: esa era una de las razones del pánico de los grupos de poder ante su eventual ascenso a la presidencia. 

Sin embargo, Castillo calló. No hubo revelaciones, ni investigaciones, ni maniobras para que el Congreso se vea presionado a investigar casos de corrupción empresarial a pesar de que la gente sabe perfectamente que el periodo de pandemia fue un festín. 

Siendo la figura central del escenario político permitió que los periodistas empresariales tomen la iniciativa y se hable de Cerrón o de Bellido en el desayuno, almuerzo y cena.

Buscó a Julio Velarde a sabiendas de que iba a jugar en contra suya. No hizo cambios en el Ministerio de Economía cuando tenía todo el apoyo popular para hacerlo. Hizo a un lado la Asamblea Constituyente…

Algún mal consejero le recomendó “moderarse” como si la política peruana no estuviera en el extremo derecho hace años. 

Estatismo y nacionalismo

Una encuesta (la encargada por la comisión Omonte) que explica el triunfo de Castillo y que fue silenciada por los medios de comunicación indicó algo muy claro: la población quería nacionalismo y estatismo; estaba harta de lo mismo. 

A la pregunta de si prefiere que el estado o el privado manejen determinadas áreas económicas respondían; en minería:  65% el Estado y 24% el sector privado; en el sector bancario: 60% el Estado y 30% los privados.

Respecto a si preferían empresas peruanas o extranjeras era similar: 82% prefería al capital nacional y 13% al extranjero en el sector bancario y porcentajes similares en salud, educación, minería, fondos de pensiones y farmacias. 

Es decir, la población peruana, sin ser comunista o cerronista prefiere de por sí, propuestas más radicales a las de Perú Libre. Por eso Lescano quedó en el camino así como Verónika y todo ese paquete de» candidatos globo» (De Soto o George Forsyth ) se desinflaron sin más en la última recta de elecciones.

A Castillo y su círculo cercano no les bastó ganar las elecciones para creer esa verdad. Hasta César Hildebrandt, que despreció a Castillo desde el saque dijo esta frase de antología  “entonces si el señor castillo sobrevive a esto (el cargamontón de la segunda vuelta) significa que podría competir con Iron Man».

Los grupos de poder económico juegan hace mucho al cuento del terrorimo y el comunismo y hay mucha gente que cree o finge creer esto. Eso es normal pero lo triste fue que Castillo y su entorno le siguieron el juego a pesar de que, en palabras de Hildebrandt, podía competir con Iron Man y forzar a un golpe de estado como única y extrema salida para los grupos de poder (y tampoco les conviene).

¿Moderarse?

Solo en las últimas semanas Anibal Torres y Pedro Castillo se percataron que lo peor era “moderarse” pues gozaron de una breve tregua de la derecha peruana pero perdieron a su auténtico apoyo: el peruano de a pie. La realidad no es como dicen en la tele… es sencillo saberlo pero difícil tenerlo siempre presente.

Solo en ese punto, el ministro de Justicia dijo que nadie puede detener al pueblo si quiere asamblea constituyente. De la misma manera, Castillo declaró que buscaba nacionalizar el gas de Camisea. Es como si Castillo se hubiera dado cuenta, en las últimas semanas, del por qué ganó las elecciones.  

La reacción parece tardía pues mucha de la población que votó con entusiasmo por Perú Libre duda del presidente y mira la recolección de firmas para la asamblea constituyente como única esperanza. 

Sin esa base, Castillo es un huérfano chotano a expensas de la izquierda suavizada y dependiente de las ONGs que se perfila como la que gobernará el país para los grupos de poder económico, con o sin el hombre del sombrero; con traición o sin traición. 

¿Eso es todo? Muy difícil. Lo que está muy claro es que a los grupos de poder se les hace cada vez más difícil controlar el país y evitar que surjan otros actores económicos que desafíen su poder, y esto se refleja en el plano político. 

Hay un proceso más profundo que data de la caída del fujimorismo y apunta a cambiar la realidad política en el mediano plazo.


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