Sábado, 23 de noviembre 2024 - Diario digital del Perú

Negación y vigencia de Túpac Amaru II

Actualizado: 31 octubre, 2021

José Luis Ayala

Todo parece indicar que hasta aquí, en vano hemos esperamos nuevos y novedosos trabajos de investigación acerca del Perú y, de modo especial, en referencia al Bicentenario de la Independencia. Sucede que no es posible leer novedosas propuestas para saber qué significan 200 años de vida republicana. No hay nada nuevo, es como si el tiempo histórico se hubiera detenido. ¿Qué ocurre realmente? ¿Qué pasa? Lo que sucede es que a los científicos sociales no les interesa el análisis, la reflexión y, sobre todo la búsqueda de la verdad histórica. La gran pregunta que aún no tiene respuesta es: ¿Cómo es el Perú en el siglo XXI? Se trata de un desafío que causa mucho temor, es preferible callar y “dejar hacer, dejar pasar”.

Una sociedad de intelectuales cuando renuncia al deber moral de debatir acerca del pasado, el presente y futuro histórico, es sumamente grave. Se trata de redefinir, analizar, repensar, volver a reflexionar con nuevos instrumentos de análisis lo que hemos sido, plantear la necesidad de conocer mejor el pasado, para avizorar lo que debemos ser. Todo indica que solo tendremos antologías de textos repetitivos que redundan más de lo mismo. Ninguna sociedad se detiene en el tiempo, todo cambia. El Perú de hoy no es el Perú de Basadre.

Heraclio Bonilla, planteó la tesis que la independencia del Perú fue “concedida”, debido a la presencia de ejércitos de Argentina y Chile, que “la ruptura fue impuesta por las armas de San Martín y Bolívar”. De ese modo trató de demostrar que nada le había costado al Perú un hecho trascendental. Por tanto, tampoco se esforzaría por construir una sociedad distinta en beneficio de las grandes mayorías maltratadas durante la colonia.

Sin embargo, Heraclio Bonilla se equivoca cuando afirma: “Más increíble resulta el papel de ‘precursor’ de la independencia que algunos textos le otorgan a Túpac Amaru II a raíz de la rebelión de 1780, pues si tuvo algún significado en los acontecimientos que se desarrollaron tres décadas más tarde, fue justamente el opuesto al que se le asigna, en la medida que permitió la consolidación del orden colonial como consecuencia del terror que inspiraba la movilización indígena y, con relación a la articulación entre la crisis de la metrópoli y el orden colonial ultramarino, libros como el de Francis-Xavier Guerra, ‘Modernidad e independencia sobre la revoluciones hispánicas (1992)’, han demostrado más allá de toda duda la existencia de tal vínculo”. 1

Heraclio Bonilla afirma sin embargo: “Todo lo anterior no quiere decir que no queda nada por hacer. Por ello, el resultado más deplorable de aquella polémica desmedida fue la eliminación de la agenda de las investigaciones de un problema crucial para la explicación no solo de la crisis de 1821, sino sobre el papel específico de esos acontecimientos en la trayectoria que después transitara el Perú. Sería necesario seguir conociendo las variantes regionales y especiales de las movilizaciones en el entorno de 1821, a fin de encontrar la correspondencia de las estructuras específicas a partir de las cuales emergieron”.

Sin embargo, todavía hay tiempo para una convocatoria y así los jóvenes historiadores, puedan ocuparse de un personaje cuya presencia es cada vez más nítida. José Gabriel Túpac Amaru II el 4 de noviembre de 1780, inició un movimiento libertario que no se ha cumplido. Es cierto que las condiciones históricas ahora son distintas; sin embargo, las razones sobre todo humanas no han variado. Una pregunta ineludible: ¿Cuándo dejarán de llamar algunos historiadores (as) indios, indígenas, nativos, a las grandes mayorías de seres humanos nacidos en el Perú, desterrados, invisibilizados por la cultura oficial?

Charles F. Walker, en su libro: De Túpac Amaru a Gamarra. Cusco y la formación del Perú Republicano dice: “La incertidumbre sobre la naturaleza del movimiento de Túpac Amaru se refleja en el estilo altamente ideológico con el cual ha sido tratado por los historiadores. El levantamiento ha estado en el primer plano de diversas interpretaciones y debates sobre el pasado, el presente y futuro del Perú. Por otro lado, ningún período ha sido tan determinante en las discusiones sobre lo que es el Perú y razones por las cuales está tan fuertemente dividido, como ha sido la Guerra de la Independencia”. 2

Charles F. Walker, profesor principal de Historia de la Universidad de California, aunque su especialidad sea investigar y analizar los movimientos sociales de fines del período colonial, desconoce la nueva realidad del Perú. El trabajo carece de un conocimiento real del actual espíritu común quechua y aymara. Expresa conceptos racistas y no valora el espíritu de sacrificio e insurgencia para terminar con el dominio insoportable de España. Es un investigador respetable que ve los acontecimientos ajenos a su identidad y convicciones políticas. El trabajo es frío, distante de la realidad que trata. Sin duda, Heraclio Bonilla por ser un historiador académico muy bien remunerado, no cuestiona al sistema. Pero sobre todo desconoce la nueva realidad del Perú. No sabe, no cree que José Gabriel Túpac Amaru II esté presente en el imaginario colectivo y habita en el subconsciente histórico del pueblo peruano. San Martín y Bolívar han sido ninguneados por los nuevos historiadores que prefieren compilar antologías, para no asumir la tarea de pensar, analizar el pasado, explicar el presente y proponer lo que debe ser el Perú en el futuro.


1.- Heraclio Bonilla. Metáfora y realidad de la independencia en el Perú. IEP. Pág. 26. 2001. Lima.

2.- Charles F. Walker. De Túpac Amaru a Gamarra. Cusco y la formación del Perú Republicano. 1780-1840. Centro Bartolomé de Las Casas. Pág. 37. 2013. Cusco.


Comentarios