Martes, 26 de noviembre 2024 - Diario digital del Perú

Importaciones y autogol de los alienados

Actualizado: 22 mayo, 2021

Milcíades Ruiz

En la nota de abril pasado “El Pueblo carga la cruz”, advertí sobre las amenazas de ese momento en que el dólar alcanzaba su más alto nivel, y las consecuencias de nuestra dependencia alimentaria en los precios debido a la corrupción política y administrativa en la cadena de importaciones. No pensé que esto, sucedería tan pronto, pero ganaderos y, panaderos han sido los primeros en sentirlo. Pero esto, recién comienza.

No hay una investigación a fondo sobre esta problemática, pero hay grandes intereses criminosos en juego, cuya participación en el proceso electoral tiene antecedentes. Como ya se explicó, el precio del dólar como de cualquier otra mercancía puede subir y bajar según el abastecimiento en el mercado. Si la oferta es menor que la demanda los precios suben. Si el mercado queda desabastecido la culpa no es de tal o cual candidato.

En los siguientes gráficos de la SUNAT, podemos ver que los dólares que salen por las importaciones, son mayores a las cantidades que entran por las exportaciones, ocasionando un déficit comercial que se refleja en el mercado cambiario durante los tres primeros meses de este año. Este desabastecimiento de dólares hace que la oferta sea menor que la demanda y por ello, la cotización del dólar sube.

Si los importadores retiran US$ 501’687,142 del mercado: US$ 188´238.083 para importar trigo, US$ 5’816.653 para importar cebada y, US$ 307’632.406 para importar maíz amarillo duro para pollos, entonces ya la oferta de dólares disminuye considerablemente y el precio empieza a subir. Hubo un momento en que la cotización del dólar pasó de S/. 3.84. En estos casos, el BCR saca los dólares de reserva y cubre el déficit para evitar que siga subiendo. Es por eso que, ahora se mantiene por encima de S/. 3.70.

Pero, no es solo estos tres productos alimenticios lo que se importan. La lista es larga y casi siempre son los mismos importadores. Alicorp, una de las tantas empresas del grupo Romero, importa una gran variedad de alimentos siendo la más grande importadora de trigo para la panificación, fideos, galletas y demás derivados, habiendo importado trigo en el primer trimestre por valor de US$ 76.468.000. En aceite de soya importó por valor de US$ 49’530.000.

Salta a la vista las multimillonarias cifras que hay en juego cuando se toca el asunto de controlar las importaciones. Allí está la “madre del cordero” de la donación del grupo Romero por más de medio millón de dólares para la campaña política fujimorista del 2016 y probablemente lo esté haciendo también ahora, cuidando de no dejar huella. Ese dinero, salió de nuestros bolsillos. Ni qué decir de sus celos por sus negocios en finanzas, inmobiliarias, exportaciones, transporte marítimo, palma aceitera, biocombustibles, pesca, textil, telecomunicaciones, logística aduanera, etc.

El grupo Gloria, otro grupo de poder económico aportante a la campaña política fujimorista, según un informe de la clasificadora de riesgo Class & Asociados, es uno de los tres que controlan casi la totalidad del mercado lácteo, conjuntamente con el grupo Nestlé (grupo suizo) y Laive. Importan, procesan y exportan con un régimen especial de tributación y devolución de millones de dólares por impuestos (draw back) a la importación láctea tramposa que hace pasar como insumos, productos terminados (leche en polvo). Esto no se investiga por obvias razones.

Para que tengan una idea de los intereses en juego, en relación con la propuesta electoral de revisar las importaciones, véase la figura correspondiente.

Pero estos dos ejemplos son solo muestras de una inmensa mina de corrupción y de abuso de poder político, que existe en las importaciones en perjuicio de los consumidores. Ello explica lo que hay detrás de toda la basura que se arrojan en los medios de comunicación mercenarios sobre este tema. ¿Quiénes son los que lucran con esta corrupción? ¿Quiénes pagan precios abusivos finales de esta estructura de corrupción?

Son inmensas las ganancias o rentabilidad que deja esta estructura de dominación, y que tiene a los medios de información, como aliados para ocultar información, tergiversar los hechos y manipular a la gente sin consciencia política, para que finalmente otorguen su voto electoral a quienes garanticen la continuidad de los vicios lucrativos. Pero ese dinero, tras el cual corren las empresas televisivas, sale de nuestros bolsillos. Son parte de los costos que cubren la rentabilidad de los depredadores.

Pero, ¿de dónde provienen las inmensas fortunas acumuladas por los grupos de poder? Pues del precio que todos los peruanos, hasta los más pobres, pagamos por el pan, por la leche y derivados. Precios que roban a los ganaderos, y precios que roban a los consumidores. Somos nosotros los que engordamos a nuestros depredadores. Cada vez que compramos un producto a base de trigo importado, cada vez que pagamos por consumir mantequilla, leche evaporada y derivados, les estamos otorgando dinero para que nos sigan oprimiendo y sigan financiando a nuestros enemigos.

Aquellos que dan su voto para que este modelo de economía no se cambie, en buena cuenta, se están poniendo la soga al cuello. Cada vez que sube el precio de pollo alimentado con maíz importado, no miramos más allá de los granjeros, cada vez que sube el precio del pan, no miramos más allá del panadero, cada vez que sube el precio de otros alimentos importados no miramos más a allá de los abastecedores. Nadie se da cuenta de los depredadores invisibles, escondidos en las importaciones fraudulentas.

La ambición por las importaciones fraudulentas, ha cambiado nuestros hábitos de consumo, dependientes del extranjero. Hasta antes del fujimorismo todavía existían las asociaciones de productores de trigo en toda la serranía peruana, con instalaciones para su procesamiento y molienda. El neoliberalismo y la corrupción política sufragada por los importadores, ha hecho desaparecer el trigo nacional a pesar de su alta calidad, y su carácter estratégico en el desarrollo de la sierra, la lucha contra la pobreza y la migración por falta de futuro.

Por eso, es penoso ver a gente pobre que está a favor de la corrupción y de las importaciones fraudulentas, vota por la continuidad del fraude, sin percatarse que actúa contra sí misma. En esto, tendremos que trabajar, para sacar a nuestro pueblo del cautiverio alienante en que se encuentra. O no. ¿Ustedes que dicen?


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