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Historia y ocaso del cigarro Inca, el producto peruano más exitoso del siglo pasado

Actualizado: 14 enero, 2022

LAPATRIA

Antes que el cigarro pierda su prestigio, se fumaba en el avión, en la oficina, en el mercado, a lado de una embarazada, luego de procrear; los doctores más encariñados con el tabaco examinaban a sus pacientes pitillo en mano y, hasta los maestros tutores, echaban humo frente a sus alumnos.

Así como hay licores finos con delicado perfume para las clases altas, áspero ron para la baja y agridulce cerveza para la media, desde mediados del siglo pasado, se aspiraba el amargo tabaco del cigarro del pueblo, ese que, en su envoltura de papel llevaba impreso el perfil del mandatario del Tahuantinsuyo y, ese era su nombre: Inca. 

La popularidad del producto se intuye cuando uno se encuentra con el huayno apurimeño “Cigarro Inca” tema en el cual, los Rondines del Perú le cantan a la tragedia de un hombre a quien le robaron su mujer, procesa sus penas conjugando las hojas de coca y el cigarro Inca. 

La empresa Tabacalera Nacional, originada a partir del Estanco del Tabaco, producía el cigarro y, en su publicidad afirmaba que ocho de cada diez fumadores, era fiel a su producto estrella. 

Cigarro mágico

El cigarro Inca es tan del barrio, tan del pueblo, que se incorporó a la parafernalia de los chamanes quienes hicieron del envoltorio, un objeto mágico. 

De hecho, en el presente siglo, cuando el producto iba desapareciendo, se podía pedir algunas cajas en la página curandero peruano, pues otros cigarrillos no “servían” para atraer la suerte. 

Para algunos curanderos el cigarro Inca fue clave en el triunfo de Pedro Castillo ante su rival pues, antes de la segunda vuelta electoral, el famoso Chamán Juan de Dios, fumó tres cigarrillos incas, mientras que sus tres entusiastas acompañantes quemaban la imagen de Keiko Fujimori. 

Amargo como la realidad

El famoso escritor clasemediero, Julio Ramón Ribeyro, en su cuento “Solo para Fumadores”, describe así al cigarro: “   Veo aún su paquete amarillo y azul con el perfil de un inca en su envoltura. No debía ser muy bueno este tabaco, pero era el más barato que se encontraba en el mercado. En algunas pulperías los vendían por medios paquetes o por cuartos de paquete, en cucuruchos de papel de seda. Era vergonzoso sacar del bolsillo uno de estos cucuruchos. Yo siempre tenía una cajetilla vacía en la que metía los cigarrillos comprados al menudeo”.

Fumar Inca no era precisamente un signo de estatus social. En la década de los 40 ‘s del siglo pasado, el Estanco Nacional del Tabaco, tenía sus productos: El Nacional, Nacional Presidente (Del que Velazco era fiel consumidor) e Inca Nacional.

Los fumadores recuerdan que dejaba un sabor amargo y perdurable. Su olor también era fuerte y se impregnaba fácilmente. Era, como sugerían en su publicidad “un cigarro para machos” y, de hecho, no eran tiempos del discurso de igualdad de géneros.

En la serranía, el cigarro hacía muy buena combinación con la coca por lo que fue la favorita de los pueblos. 

El Inca se va a Chile

El cigarro Inca era el más barato y la política económica ahogaba la competencia, pero cuando hubo mayor apertura y mejores redes de contrabando, el Inca se vio amenazado nuevamente por conquistadores extranjeros. 

El producto nacional poco podía contra el buen marketing de otros productos que tenían el respaldo de la industria del entretenimiento norteamericano junto a una variedad y presentación mucho mejor. 

El estatismo vicioso pudo poco ante el capitalismo duro que fue relegando poco a poco el consumo de este cigarro a personas mayores. 

“Mis bisabuelos fumaban Inca sin filtro, pero siempre por las noches en su dormitorio, para que ninguno de sus hijos y nietos los vieran”, dice Omar Arturo quien, de seguro, no probó un solo Inca en su vida. 

Desde la década del 70`s, los consumidores de los cigarros Inca envejecían y morían, en tanto, los jóvenes como Ribeyro, buscaban el prestigio de fumar otras marcas de nombre más rimbombante. 

Un estudio de mercado estableció que, pasado el año 2000 la cuota de mercado de los Cigarros Inca, era menor al 1% y casi todo ese porcentaje representaba a personas de 50 a más años. 

En abril del 2003, British American Tobacco adquirió el 93,76% de Tabacalera Nacional, productora de los cigarros Inca y Nacional.

La negociación duró varios meses y la empresa extranjera tuvo que pagar U$S40 millones por la tabacalera peruana. Si bien es cierto, la marca luego de ser vendida cambio de imagen y solo fueron distribuidas en provincia, a Inca se le perdió el rastro desde el 2014 y en muchos lugares ya no se encuentra el producto, de acuerdo a información de Mercado Libre. 

Según se informó, British American Tobacco trasladó sus instalaciones a Chile donde relanzaron la marca pero para un mercado muy distinto.


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