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Encuestas, encuestadora y resultados

Actualizado: 18 marzo, 2021

Jorge Luis Choque

Durante cada proceso electoral, sea nacional, regional o local, se nota la presencia cada vez más creciente, de encuestas y encuestadoras. Pero, debido a la disparidad de los resultados, también crece la incredulidad.

Para la estadística, las encuestas electorales son herramientas de investigación que permite recoger datos sobre opiniones y actitudes a través de un cuestionario que se aplica a un grupo seleccionado de la población denominada muestra. Una característica relevante de la muestra es que, permite convertir datos cualitativos en datos cuantitativos, de avizorar la percepción de las personas respecto a candidatos, partidos y otros elementos relacionados a la política y elecciones.

Darrell Huff, en 1954 publicó un libro (1) cuyo título es, Cómo mentir con estadísticas. Desde el primer capítulo resalta la importancia de la muestra, a decir del autor, es la espina dorsal de la mayor parte de las estadísticas, por lo que, “hay que evaluar la muestra de un estudio para determinar su confiabilidad y validez”. Por lo tanto, para que una muestra tenga valor, debe seleccionarse la que resulte más representativa, que carezca de factores de influencia; la mejor solución a este problema es el uso de muestras aleatorias. Sin embargo, debido a sus elevados costes, se suele optar por “muestras al azar por estratos”, que implica dividir a la población en partes y se toman grupos proporcionales a las mismas. Advierte que los criterios de división no siempre son exactos.

En ese sentido, si las muestras no gozan de la fiabilidad deseada, tampoco los márgenes de error lo serán. Eso explica porque las encuestadoras “fallan” y al final aparecen los “Outsider”. Como en todo mercado, hay herramientas buenas y malas, así como encuestas, encuestadoras y resultados. 

¿Porque ocurre esto? Porque, en una sociedad de libre competencia, los servicios se venden, las encuestadoras lo saben y ofertan el producto conforme a las necesidades requeridas para orientar la preferencia de los electores. Por eso es utilizado hoy como parte del marketing político. Si bien la Ley electoral ha regulado las encuestas y la fiscalización a cargo del JNE, en la práctica no se cumple, de ahí la proliferación de encuestas y encuestadoras que compiten en una guerra de fakenews que difunden “sus resultados” a través de las redes sociales.

De acuerdo a las encuestadoras, el candidato Yonhy Lescano tendría el 16% de la preferencia electoral; detrás estaría George Forsyth con el 11,2% de respaldo; seguido de Rafael López Aliaga con 9,3%; y, luego aparecen Keiko Fujimori y Verónika Mendoza, con 8,6% y 8,4% respectivamente. Los otros 13 candidatos no superan el 5% de apoyo del electorado. Pero, el dato más relevante y el que si debería preocuparnos, es aquel 30% de los encuestados que conforman el grupo de indecisos y/o desinteresados.

Imagínense que el 11 de abril tuviéramos ese resultado, habría más de una sorpresa que lamentar. Pues, según la Ley electoral, las cifras y porcentaje de votos nulos y viciados sólo se registran para el consolidado general; pero, no se toman en cuenta para declarar ganadores, tal como señala la Ley Orgánica de Elecciones, Ley N° 26859, “los votos en blanco o nulos no representarán parte del total contabilizable”.

Veamos un ejemplo, si el partido Azul obtiene 300 votos (30%); el partido Blanco 250 votos (25%); el partido Colorado 100 votos (10%); el pardito Descolorido 50 votos (5%); y, los votos en blanco y nulos suman 300 votos (30%); restando los votos en blanco y nulo los votos válidos seria 700. Por lo tanto, los resultados finales serían así: el partido Azul tendría (42,8%); el partido Blanco tendría (35,7%) y el partido Colorado tendría (14,3%); el partido Descolorido tendría (7,1%). En síntesis, gracias a los votos blancos y nulos, los partidos con baja aceptación podrían pasar la valla electoral y hasta colocar representación parlamentaria.

La demagogia, la mentira y la calumnia son hechos frecuentes en esta contienda electoral, sólo nos queda asumir el rol ciudadano para que nuestro pais no siga en desgracia. Para quienes ofrecen eliminar la pobreza, seria bueno recordarles en palabras de Carlos Gaviria, “Jamás combatiran la pobreza porque necesitan de ella para ganar las elecciones”.
Debemos reducir al minimo la indiferencia porque, “El precio de desentenderse de la política es el ser gobernado por los peores hombres” (Platon); y, finalmente, el cambio es necesario tal como nos advierte, George Bernard Shaw premio Nobel de literatrura, “Los políticos y los pañales deben ser cambiados con frecuencia… ambas por la misma razón”.


1 Libro traducido a más de 20 lenguas y que se convirtió, según la revista Statistical Science, en el libro de estadísticas más vendido de la segunda mitad del siglo XX.



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