Elecciones 2021: horizonte de incertidumbre
Nunca antes hubo tanta incertidumbre. Hoy nos vemos, pero quizá será la última vez. Nuestras vidas están en peligro por la pandemia incontenible, y tras un año de padecimientos, no hay solución ni en los países creadores de vacunas. Tampoco se avizora solución a la crisis económica enlazada con la pandemia. El próximo mes, se elegirá un nuevo gobierno que, como es previsible, será también de gran incertidumbre.
Digo esto, porque toda situación, se gesta por las condiciones que determinan su desarrollo, tal como se obtiene un producto, según los insumos utilizados. Si las condiciones que determinan nuestra incertidumbre subsisten, no veremos la luz al final del túnel. El pan podrá cambiar de color, tamaño, forma y peso, pero si la harina de trigo sigue siendo determinante en su procesamiento, seguirá siendo pan esencialmente.
Hemos llegado a este dramático momento histórico, como resultado de un proceso de deterioro planetario determinado por poderosos intereses económicos, y mientras estas condiciones persistan, seguiremos sufriendo sus consecuencias. Cambiar esto, significa luchar contra el poder mundial, pues afectaría los intereses de las grandes potencias, cuya supremacía ha sido lograda precisamente a costa de erosionar el ecosistema planetario. Nuestro país, no lo hará. Nuestra historia lo dice.
Este principio universal de la condicionalidad, es aplicable a toda realidad, ciencia y actividad. Lo comprobamos con las matemáticas, economía, historia, conflictos sociales, política, etc. Siguiendo esta pauta, era previsible que el deterioro de las condiciones económicas en nuestro país, iban a incrementar la delincuencia, la informalidad comercial y muchas otras deformaciones sociales.
La degeneración política que constatamos, es parte de este proceso, ya que son las condiciones materiales las que determinan la conducta humana. Las condiciones del sistema político peruano, ya venían arrojando graves problemas de gobierno, evidenciados por la corrupción en siete mandatos presidenciales consecutivos. No obstante, estas condiciones no han sido cambiadas esencialmente. Por consiguiente, el proceso electoral, arrojará resultados negativos, aunque las caras serán otras.
Todo indica pues, que el próximo gobierno será incapaz de administrar exitosamente, el deterioro nacional amplificado por las crisis, pues la capacidad de defensa y reacción de nuestro país, se ha debilitado. La reducción fiscal, la recesión económica y otras condicionantes, harán crecer los deshechos sociales. Los reclamos y exigencias de todos los sectores, desestabilizarán la institucionalidad política y el desprestigio, hará detestable la precaria gestión gubernamental.
En esta perspectiva, ganar las elecciones podría ser riesgoso, porque la agrupación política gobernante podría terminar “quemada” y muy desprestigiada, ya que, no hay condiciones para un gobierno exitoso. La crisis mundial de 1929, generó condiciones adversas para el gobierno de Leguía, que terminó siendo derrocado a pesar de sus grandes obras. Hubo caída de exportaciones, disminución de ingresos fiscales a la tercera parte, desempleo, muerte por disturbios sociales, movilización estudiantil y mucho descontento popular.
Los ilusionistas electorales podrán ofrecer maravillas, pero nada de esto vale a la hora de la verdad. La historia lo dice, pero hay candidazos que creen a los candidatos. Mientras pensamos que la competencia electoral es un juego limpio, las piezas del ajedrez se mueven digitalizados por los intereses hegemónicos mundiales a través de embajadas y agentes encubiertos, en combinación con los grupos de poder de nuestra sociedad.
Es así, porque todo cambio de gobierno preocupa a los grupos de poder nacional e internacional. El cambio en las condiciones políticas podría afectar los negocios de esta alianza y no están dispuestos a perder lo que ya han ganado. Los inversionistas tienen una ideología en función del lucro. Sus valores éticos son distintos a los nuestros. Les muestro a continuación la parasitosis que el neoliberalismo ha introducido en las entrañas de la patria, para que vean lo que está en juego.
¿Se dan cuenta lo que está en juego en estas elecciones? Si fuésemos inversionistas parasitarios ¿Cuál sería nuestro pensamiento político? ¿Hay razones para invertir en los partidos de derecha? Échenle pluma a los millones de dólares en juego. Estas condicionantes, determinarán un gobierno a la medida de los intereses predominantes, aunque soñemos con las promesas electorales.
Con un régimen electoral fraudulento, la izquierda tiene una participación controlada en el tablero, para dar apariencia democrática al evento. Esto lo sabemos y mientras estas condiciones adversas persistan, solo tendremos un rol condimentario. Y si, además, nuestros candidatos no satisfacen nuestras expectativas, no nos quedará sino suspirar nuestra pena o luchar organizadamente teniendo un plan estratégico para no improvisar ni lamentar cada vez que cae un compañero por nuestra desidia.
Nuestro deber es apoyar a los nuestros en estas elecciones, pero no nos hagamos muchas ilusiones. ¿O será que una nueva constitución lo arreglará todo? En todo caso, lo dicho es solo una posibilidad. Ustedes tienen su propia visión de los hechos y lo que suceda en adelante, dará la razón a quien la tenga. ¿No les parece?