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Pedro Cateriano: el engendro contra su creador

Actualizado: 6 agosto, 2020

LAPATRIA

La desaprobación del gabinete ministerial por parte del Parlamento ha desatado una serie de iras entre los que veían en el premier designado una solución a sus intereses afectados. No como una solución a la crisis que atraviesa el pueblo desprotegido, a los malos resultados del manejo de la pandemia, ni del desempleo, crecimiento delincuencial, etc. Es lo que menos les importa.

Todas las acusaciones se hacen contra el parlamento al que acusan de defender intereses particulares, pero nadie dice nada sobre los intereses que representaba el gabinete depuesto, sobre todo conociendo la trayectoria política de su presidente, lo que ha sido determinante ya que sus acompañantes carecen de experiencia política y actúan de manera personal. Es un pleito en las alturas del poder donde hay intereses en pugna por ambos lados.

Pero no son todos, y viendo los resultados de la votación de grupos salta a la vista que los grupos que votaron en contra tuvieron desconfianza por diversas razones. No se puede condenarlos por ejercer sus atribuciones. Entonces, los que defienden el “Estado de Derecho”, omiten este derecho y se parcializan, hasta el extremo de decir que han actuado contra el pueblo. Esta práctica de tergiversar los hechos para darles sesgos políticos de su conveniencia en frecuente entre los políticos.

Pero estamos hablando de todo en torno a este suceso, que después de todo, es resultado, es consecuencia, es efecto, es producto generado por un proceso concatenado que viene desde muy atrás. Todo manufacturero, todo el que produce una mercancía sabe que, si la mercadería salió dañada, deforme, horrible y monstruoso, es porque las fallas están en el proceso y no en el producto.

Las fallas pueden estar en los insumos, mal manejo de proporciones, etc., y que, si no se corrigen la fallas el producto final será el mismo. Un producto de calidad, un producto ideal, se alcanza perfeccionando el proceso. A la inversa, el producto pierde calidad cuando se deteriora el proceso, falsificando insumos o procediendo empíricamente, o por un mal manejo. Esto mismo, sucede en los procesos políticos.

Volviendo al asunto de la decisión del Parlamento, podemos seguir el rastro del proceso y preguntarnos: ¿Quién creó la existencia de este Congreso? La respuesta es obvia. ¿Por qué este poder legislativo no tiene la calidad deseada? Pues porque las condiciones del proceso en el que se generó, estaban deterioradas. Entonces, cuando vemos que el legislativo se rebela contra su creador, ¿Por qué culpar al engendro?

Si seguimos con el análisis retrospectivo del proceso político vamos a encontrar muchas otras causas en el manejo de una situación política y un poco más atrás la existencia misma en el cargo del actual presidente, sin las condiciones mínimas de respaldo orgánico, ni ideológico, ni programático, siguiendo su propio instinto para gobernar imprevistamente. De esto se han aprovechado muchos para influenciarlo.

Quizá esto pude haberle sucedido a otra persona, pero el sistema electoral permite que las planchas presidenciales incluyan vicepresidentes que tengan atractivo electoral, más que por su capacidad de gobernar. Entonces los resultados son estos. Pero también podremos encontrar causas del resultado electoral cuyas consecuencias las estamos viviendo. Esta parte del proceso, este insumo, aunque no el único, es lo que está condicionando la mala calidad gubernativa.

Esta falla no ha sido corregida, ni se ha planteado corregirla en su totalidad. Apenas algunas reformas circunstanciales, pero sin cambiar su naturaleza antidemocrática. No se cambia la pieza defectuosa, sino se la pule para que siga funcionando, aunque mal. Han sido ya convocadas las próximas elecciones generales, pero las condiciones en que nos encontramos son muy malas y todo indica que será un proceso electoral irregular cuyos resultados son imprevisibles.

¿A nosotros que nos queda? ¿Qué deberíamos hacer entonces? No podemos resignarnos a proseguir como estamos. La indiferencia hace daño social. Tenemos que involucrarnos en la lucha por cambiar las condiciones en que se desarrolla nuestra patria. La pandemia nos ha limitado y mientras no salgamos de este problema, tendremos muchos impedimentos.

Pero cada uno por su lado, puede hacer mucho, preparándose para la lucha que tendremos que afrontar, si queremos mejorar nuestras condiciones de vida. Ya nos han mecido tantas veces los gobiernos de turno, abusando de nuestra inocencia política. Tenemos que reaccionar sin dejar pasar las oportunidades para hacer prevalecer nuestras demandas de justicia social. Salvo mejor parecer.


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