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De soto cree que bailando Morenada los votos van a caer como mixtura

Actualizado: 21 marzo, 2021

Aldo Rojas

Hernando De Soto ha llegado a Puno a bailar Morenada. Desde luego no lo hace bien, como a todo limeño principiante las piernas se le enredan, hasta el punto de parecer un payaso con zancos de palo. Pero Puno no es el único lugar, al mismo estilo del Principe Acollino, lo viene haciendo en cada lugar a donde va. Pero ustedes se preguntarán ¿por qué De Soto recurre a bailar para protagonizar, si se supone que la fortaleza de su candidatura es el conocimiento y la propuesta?

Y la respuesta es que, al excelentísimo asesor de Gadafi, no le ha funcionado bien todo el conocimiento acumulado. Pues todas las propuestas que ha lanzado, han pasado inadvertidas, como un eco pasajero, entre la población y los medios de comunicación. Algo así como el discurso de un religioso callejero, que grita a toda voz para que lo escuchen, pero la gente ni se detiene a mirarlo.

Por esta razón, De Soto está desesperado, porque a él lo han puesto como candidato presidencial para que aporte a Keiko y hasta estas alturas ha hecho muy poco, sobre todo en el sur que llega a un débil 3.5%. Es esta razón que lo impulsa a bailar, porque según él, la población quiere eso: el show. De soto piensa que la población es aún primitiva para asimilar sus propuestas, y eso le ha dicho a Keiko, pero la verdad es que en todo su plan de gobierno no hay una sola idea innovadora que se desmarque del resto.

Todas apuntan, en primer lugar, a fortalecer lo que los anteriores gobiernos han avanzado; y, en segundo lugar, a acomodarse, por coyuntura, a lo que otros candidatos también vienen proponiendo. Y ese el gran detalle que la gente no le perdona, sobre todo en Puno, que encima lo ve, como un señor instruido pero sometido a los humos del poder de Keiko Fujimori.

Pobre De Soto, psicólogo incompleto, cree que bailando Morenada los votos van a caer como mixtura. El piensa que los votos que gane, aunque no lo hagan presidente, por lo menos servirán para Keiko o López Aliaga en segunda vuelta. Lo que no sabe, este distinguido asesor, es que ese baile le quita madurez y seriedad, tanto a él como a sus candidatos congresales, y lo retrata como lo que realmente es: un comodín de póker que actúa según lo que le conviene o para quien lo use.


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