Sábado, 23 de noviembre 2024 - Diario digital del Perú

Condicionalidad constitucional

Actualizado: 6 septiembre, 2022

Milcíades Ruiz

La consigna de nueva constitución va ganado terreno sin que haya para nuestro pueblo, claridad de esta necesidad y esto es lo primero a emprender. Solamente los politizados saben por qué la piden, aunque muchos tampoco entienden sus implicancias. Lo que ha pasado en Chile es aleccionador. De allí la conveniencia de ayudar precisando algunos aspectos.

No hay constitución política neutra, precisamente por su índole. Se aplica arbitrariamente, mediante instrumentos identificados con ella. Por eso, no hay estado neutro, y toda la estructura orgánica nacional tiene la moldura del sistema de dominación social. Eso hace que tampoco haya justicia neutra, ni democracia real, ni prensa independiente, aunque lo aparenten.

Las condiciones de vida dependen del régimen estructural vigente y la constitución política las establece formalmente. Esas condiciones nos hacen pensar y obrar, de un modo u otro. Si la constitución neoliberal establece que el estado es solo subsidiario (art. 60°), muchos no entienden lo que significa ni sus implicancias, y por eso, nunca lucharon para suprimir este mandato, ni lo corrigieron en años posteriores. Hoy lamentamos las terribles consecuencias, sin percatarnos que allí estaba el mal designio.

Pero hay muchos otros aspectos condicionantes de nuestras vidas en la constitución actual. Sobre todo, en el régimen económico. Como bien sabemos, nuestro cerebro solo procesa la información que le trasmiten nuestras reacciones. Son los impactos de las condiciones de vida, los que generan actitudes de conducta social e ideologías. Eso es lo que hace el neoliberalismo, tergiversando información para que los oprimidos defiendan la constitución vigente.

Decimos que las condiciones materiales determinan la consciencia de las personas, pero también, las condiciones inmateriales nos afectan ya que, emanan de aquellas. Los recuerdos de la memoria, noticias, lectura y adiestramientos diversos, contribuyen a generar conceptos que, en conjunto, constituye nuestra idiosincrasia con la cual reaccionamos frente a cada caso individual y colectivo.

Los ricos se comportan de manera diferente que los pobres, debido a que sus condiciones de vida son distintas. Lógicamente, los beneficiarios del neoliberalismo, no están de acuerdo con el cambio de constitución porque ello, afecta sus condiciones de vida. En el tiempo histórico, estas condiciones varían, según el régimen de dominación vigente en cada época, haciendo variar el correspondiente comportamiento social.

La conquista del Tahuantinsuyo, cambió el comportamiento social imperante e impuso un nuevo régimen de conducta social, correspondiente a la dominación monárquica colonial. En nuestra época, el capitalismo neoliberal, también ha modificado la conducta social nacional y mundial. Incluso ha cambiado nuestra forma de hablar. Ya no decimos países subdesarrollados sino, “emergentes”, en vez de dominio de mercado, ahora hablamos de “competitividad”, “población vulnerable”, para no decir pobreza, etc.

Nuestras vidas están pues, condicionadas por el régimen de dominación bajo el cual vivimos y, es la constitución política la que norma el comportamiento social. Así, desde temprana edad estamos acorralados por el régimen de crianza social que se nos impone, y son los gendarmes magisteriales los que nos llevan de la mano todo el primer tercio de nuestras vidas.

El profesorado resulta siendo en realidad, instrumento del sistema de dominación. Este establece la política educativa que los educadores imparten. Las enseñanzas que recibimos, no son para la liberación sino, para reforzar el sistema de dominación. No es reflexiva sino repetitiva. Los objetivos de la currícula estudiantil, están direccionados a conveniencia del sistema, cuyo marco jurídico es la constitución.

Sobre la capa férrea de la enseñanza educativa, está la capa religiosa que también refuerza la adaptación al sistema. La república se fundó precisamente con esta camisa de fuerza, estableciendo en la primera Constitución (1823):

ARTICULO 8º.- La religión de la República es la Católica, Apostólica, Romana con exclusión del ejercicio de cualquier otra.

ARTICULO 9º.- Es un deber de la Nación protegerla constantemente, por todos los medios conformes al espíritu del Evangelio, y de cualquier habitante del Estado respetarla inviolablemente.

Luego está la capa jurídica o, “estado de derecho” que, cubre todas las escapatorias de liberación, mediante cerraduras policiales, militares y judiciales. Sobre esto, está la envoltura informativa de la prensa, que trabaja para los grupos de poder que la financia. Manejan la psicología de masas generando opinión pública a conveniencia del sistema de dominación. Todo esto, está establecido en la constitución. aunque no expresamente, pero sí, implícitamente y con ambigüedades.

Todas estas envolturas actuando al mismo tiempo, en todo momento, no nos dan otra opción que adecuarnos al sistema imperante o, atenerse a las consecuencias. Son muchos los que mueren en el intento de romper las ataduras de la dominación social. La historia muestra la heroicidad de los rebeldes que lucharon por esta causa, en diversas épocas. Pero es que no hay otra manera de cambiar las condiciones de vida. Solo con lucha lograremos cambiar condiciones de vida establecidas constitucionalmente. Los dominadores no lo harán.

En los orígenes de las sociedades andinas, el régimen era familiar (ayllu), pues derivaban de un mismo tronco sanguíneo (apu) que los identificaba: Condori (cóndor), Huamán, (halcón), Amaru (serpiente), etc. Todo se resolvía en familia y grupos familiares de un mismo territorio. No existía ni idea de lo que es un gobierno político.

En las sociedades comunitarias o comunistas andinas, el comportamiento social, giraba en torno al bienestar común. No había el régimen de propiedad privada, ni dinero, ni la ambición de poder individual. Es la conquista, con fines de sometimiento social, la que hace aparecer la necesidad de un aparato administrativo estatal para controlar y vigilar lo conquistado.

Este ha sido el origen del estado en todo el mundo, como también en el Tahuantinsuyo. El estado, incipiente todavía por falta de escritura, administraba los dominios del incanato, manteniendo un sistema tradicional de autogobierno comunitario. En cambio, los conquistadores provenían de una monarquía que tenía un estado más perfeccionado para el control social mediante leyes escritas, tribunales, guardias policiales, comercio, tributación, dinero circulante, etc.

El estado ha sido creado pues, con fines coercitivos. Pero la dominación tergiversa su naturaleza dándole otra significación conceptual para hacernos creer que estado somos todos. Nos alienan con el concepto estado, cuando se inculca que el Perú, es un estado, cuando en realidad es solo el aparato administrativo. Vale decir: El poder ejecutivo o, burocracia de gobierno.

Hacer esta distinción entre estado y gobierno, es importante para garantizar un constitución coherente y equitativa. Todo el enfrentamiento que se produce entre poderes que se sabotean mutuamente, es en gran parte, porque la constitución establece la “separación de poderes”, que actúan paralelamente como fuerzas independientes, tergiversando el origen y rol del estado.

De nada serviría cambiar de constitución, si no conlleva un cambio real en las condiciones de vida de la población. Por lo menos, condiciones equitativas, incluyendo el cambio de una nueva democracia que hoy es exclusividad de los partidos políticos que, son solo élites minoritarias, mientras amplios sectores sociales son omitidos, siendo más numerosos que dichos partidos.

Hay mucho más que decir, sobre el acondicionamiento constitucional que nos hace objetos y no sujetos de nuestro destino. Solo el debate nos permitirá precisar y evaluar con mayor amplitud y detalle. Se necesita mucho trabajo político para crear conciencia sobre la necesidad del cambio constitucional. Hay quienes viven del régimen político vigente. ¿Querrán cambiarlo? Ojalá que lo dicho, no vaya a la papelera.


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