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Castillo y las lecciones que dejó la salida de Manuel Merino

Actualizado: 8 abril, 2022

LAPATRIA

Si hay algo que aprender de la salida de Merino y el posterior continuismo de Sagasti es que, no importa quien tenga la banda presidencial mientras el Estado peruano siga secuestrado por los grupos de poder económico.

La lección se dicta una y otra vez. La anterior oportunidad fue la derrota de Keiko y el triunfo de PPK pues, derrotar al fujimorismo no impidió que PPK haga lo que siempre supo hacer: vender a su Patria.

La derrota de Merino y el triunfo de PPK también pusieron en evidencia el carácter manipulador de los medios de comunicación, el cual se evidenció por completo durante la segunda vuelta de las últimas elecciones y en el inicio del gobierno de Pedro Castillo.

El problema no es quién esté en la presidencia sino el poder que acumularon unas pocas personas que defienden sus intereses sumamente particulares y sin mayores miras que acumular riqueza (a diferencia de otras élites que tienen proyectos de país) desde el Tribunal Constitucional, El Poder Judicial, El Ministerio Público, el Ejército, los grandes medios de comunicación, el congreso de la república, supuestos «institutos de estudios» y ONG´s.

Para entender el fenómeno Merino se debe entender el fenómeno de las universidades privadas como Telesup y la César Vallejo las cuales son, respectivamente, trampolines para dos clanes políticos decisivos como son: los Acuña y los Luna.

Las universidades privadas también fueron bastiones para los Cáceres en décadas anteriores pero tanto ellos como sus sucesores en la Universidad Andina Néstor Cáceres Velázquez en cuyo seno se formó la red de políticos que a menudo controlan el gobierno regional de Puno y algunos municipios.

El negocio de la educación privada para personas de ingresos medios fue una mina de oro que, por primera vez no explotaron los ricos de siempre pues estaban acumulando dinero con la minería, la pesca industrial, la agroexportación, la construcción a gran escala, la importación de alimentos, la banca y otros controlados por los principales grupos de poder económico capitalinos.

En cambio, las universidades de provincias dieron pie a nuevos ricos que tuvieron la visión de buscar poder local y luego el nacional para defender sus intereses.

Lo que muchos no ven es que sus intereses chocaron con el hombre más rico del Perú: Carlos Rodríguez Pastor quien, desde los años 90´s ha construido su riqueza mediante la cercanía con los gobiernos y la conformación de monopolios.

Tuvo particular éxito con las farmacias, cadenas de hoteles de alto nivel pero cuando quiso expandir su poder a la educación superior privada se topó con gente como Luna o Acuña.

Ahí entra a tallar la Sunedu, entidad que, con trabajo paciente se dedicó a limpiar el mercado para Rodríguez Pastor. Inicialmente parecía una sana iniciativa pero posteriormente se reveló como lo que era: un caballo de Troya para sacar del mercado a la competencia.

Fueron precisamente Luna y Acuña los que apoyaron a Merino tras dar duro combate a Vizcarra (cercanísimo a Rodríguez Pastor mediante PPK) en el congreso.

Lo de la educación superior es solo un ejemplo de otros terrenos donde ricos provincianos o provenientes del lucrativo negocio de lavado de activos del narcotráfico y de la minería ilegal intentaban quitarle parcelar de su poder económicos a los poderosos de siempre.

El sector construcción fue otro escenario donde contratistas se sacaron los ojos por capturar el gobierno para obtener jugosos contratos.

Merino era justamente el ariete de ese grupo de interés pero se tuvo que enfrentar los mismos que hoy le hacen la guerra de Castillo y que maniobran con las mismas armas: desde un acoso constante desde los medios de comunicación hasta el llamado a marchas.

Una mafia grande contra una mafia chica. Eso era en suma. Por eso, ahora que se plantea la salida de Castillo y los congresistas como una salida cabe recordar lo que pasó luego de Merino: todo exactamente igual y con otra crisis a punto de llegar.

Entonces, si hay alguna solución real para la crisis esta pasa por la de establecer nuevas reglas para la élite económica. Una donde su poder tenga límites: impuestos, controles antimonopólicos, vigilancia ciudadana, responsabilidad social y demás; de lo contrario la crisis puede continuar hasta que esa élite sea barrida y reemplazada por otros Acuñas o Lunas que tengan su «Merino» en el poder por largo tiempo.


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