Candelaria, la fiesta que fue víctima del covid-19 y de Dina Boluarte
La festividad Virgen de la Candelaria está cada vez más lejos de llevarse a cabo el año 2023 luego de la renuncia de cuatro conjuntos a participar en el concurso y la opinión mayoritaria a favor de la suspensión por el fallecimiento de 21 puneños asesinados por el régimen de Dina Boluarte.
El día 27 de enero se tomará la decisión definitiva, sin embargo, el día 25 el primer ministro de Dina Boluarte, habló de la festividad y aseguró que se llevaría a cabo. La respuesta de varios conjuntos fue renunciar a participar si el concurso se llevaba a cabo.
Con esto suman tres años de suspensión de la fiesta más grande del Perú, que atrae a cerca de 90 mil turistas y mueve arriba de 120 millones de soles.
Los conjuntos que anunciaron la suspensión de su participación son: Morenada Orkatapa, Cantati Ururi de Conima, Warakeros de Sandia, Taytas Caporales y los Ayarachis de Cuyo Cuyo.
Desastre económico
Detrás del jolgorio están millones de soles de movimiento comercial, empleos, y empresas.
Antes del inicio de la pandemia, la Cámara de Comercio de Puno, elaboraba un estimado de movimiento económico, el cual, en el año 2020 arrojó un total de 123 millones de soles.
Solamente el alquiler de eventos y la organización de las actividades de cada conjunto de danzas sumaba los 298 mil soles.
Los trajes, la contratación de bandas de músicos y la compra de bebidas, entre otros sumaban 89 millones de soles.
Pandemia
La última vez que se la fiesta se llevó a cabo con toda la normalidad fue en febrero del año 2020. Al otro lado del mundo ya se hablaba de una epidemia. China intentaba negar su existencia sin éxito.
En el año 2021 la festividad fue «virual» con la presentación de pequeños elencos y un movimiento económico casi nulo.
En año 2022, a pesar de las expectativas de la vuelta de la festividad, las condiciones de salud no lo permitieron.
Crisis política
Para el año 2023 se esperaba el desarrollo normal de la festividad. El sorteo del orden de los conjuntos y el cronograma de actividades ya estaba definido, pero el 9 de enero fallecieron 17 puneños.
El hecho, provocó tal indignación que el paro se extendió a varias regiones del sur de país y, en Puno, la situación empeoró por la actitud del gobierno.
Lo que acabó con cualquier expectativa fueron las declaraciones del primer ministro Alberto Otárola y la presidenta Dina Boluarte.