Presidente de Brasil acusado de ser «jefe de organización criminal»
Dueño del gigante de la industria frigorífica JBS, el empresario de 44 años desencadenó un sismo político a mediados de mayo al poner a disposición de la justicia una grabación sonora en la cual Temer parece dar su acuerdo para pagar por el silencio de un exdiputado, quien se encuentra en prisión.
Esas revelaciones llevaron a la Suprema Corte a autorizar la apertura de una investigación contra el presidente por corrupción pasiva y obstrucción a la justicia. Desde ese momento, los llamados para que renuncie se multiplicaron, pero Temer, de 76 años, niega las acusaciones y rechaza categóricamente dejar el poder.
«Quienes no están presos están hoy en el palacio presidencial de Planalto. Esa pandilla es muy peligrosa. Nunca tuve el valor para enfrentarlos», afirmó Batista al semanario, en su primera entrevista desde que llegó a un acuerdo con la justicia a cambio de una reducción de pena.
Involucrado en varios puntos de la operación «Lava Jato», la gigantesca investigación que reveló el megaescándalo de corrupción que sacude a Brasil, Batista aceptó colaborar con las autoridades a medida que las indagatorias comenzaban a cerrar sus redes sobre sus negocios.
En sus explosivas confesiones reveló que se pagaron decenas de millones de dólares en sobornos para alimentar las cajas negras de partidos políticos de todos los colores, incluyendo al PMDB (centro derecha) de Temer.
«Desde que conocí a Temer, comenzó a pedirme dinero para financiar sus campañas. No tiene muchas ceremonias para tratar sobre ese asunto» del dinero, señaló Batista en la entrevista.
«Nunca tuvimos una relación de amistad. Siempre fue una relación institucional (…) Él me veía como un empresario que podía financiar sus campañas y organizar esquemas que darían lugar a sobornos», precisó.
En exilio forzado desde que estalló el escándalo, Batista regresó el domingo pasado al país y el viernes reiteró en una declaración ante la policía federal las acusaciones que lanzó en sus testimonios anteriores.
Numerosos rumores decían que se encontraba en Nueva York con su familia, pero su servicio de prensa explicó en un comunicado que en realidad estuvo en China «para proteger la integridad de su familia, que ha sido amenazada en reiteradas oportunidades desde que él decidió colaborar con las autoridades».