Revelan que sacerdote de Puno tiene dos hijos en dos mujeres
Pese a que los sacerdotes de la iglesia católica hacen diversos votos para ejercer su labor ministerial en nombre de Dios, entre ellos el de celibato (no casarse o tener una pareja sexual), recientemente se reveló que el reverendo padre Salvador Apaza Flores, que ejercía su labor religiosa en la Parroquia de Azángaro, tiene dos hijas en dos mujeres diferentes.
Se trata de una menor de edad de 9 años de edad, y un niño de aproximadamente un año. Ambos infantes radican con sus respectivas madres en las ciudades de Puno y Juliaca, hasta donde el párroco se traslada periódicamente a visitarlos, según reveló el diario Sin Fronteras.
La información salió a la luz pública, luego que el obispo Jorge Carrión Pavlich, de la Diócesis San Carlos Borromeo de Puno, le dirigiera una carta a Apaza Flores, en la que primero reconoce la labor pastoral que éste ejerció en Azángaro y después lo reprende por «tropezar» por segunda vez, citando enseguida un pasaje bíblico.
«Otro tema que me permito abordar es el de tus hijos. Cuando me contaste de tu primer tropiezo, te manifesté que debemos salvar tu compromiso sacerdotal según la cita bíblica (…) sin embargo, al enterarme que la relación ha prosperado… en vista de que has engendrado otro niño… para el servicio sacerdotal esto es un obstáculo y hasta un impedimento en el ejercicio ministerial», reza parte de la carta que le envió el obispo de Puno.
Con estas palabras, Carrión Pavlich ratifica lo que previamente le ordena: que entregue la Parroquia de Azángaro a la comisión del Colegio de Consultores, el 20 de marzo del año en curso. Y, en la parte final, le critica que quiera silenciar el caso de sus hijos con protestas.
Pasa que, efectivamente, en la provincia de Azángaro se realizan protestas durante estos días, a fin de que el padre Salvador Apaza retorne a la parroquia local e informe en qué situación se encuentran sus gestiones y el patrimonio del templo. Henry Vilca, presidente de los tenientes gobernadores de 90 comunidades de la zona, es quien preside las medidas de lucha.
Fue él, justamente, quien informó del ultimátum que le dieron al obispo de Puno, a fin de que reponga en el cargo a Apaza Flores. Tras revelar que les informaron que les responderían en 30 días, alzó su voz de protesta y amenazó con cerrar el templo, «porque es del pueblo», a la vez que reconoció que no sabe absolutamente nada de la paternidad del cura.
A todo esto, cabe añadir que el reverendo padre Salvador Apaza Flores comenzó a laborar en la Parroquia de Azángaro desde el 2006, y que solo dos años después engendró a su primer vástago, a quien habría reconocido legalmente cinco años después (es decir, en 2013), comprometiéndose a pasarle una pensión mensual de 150 soles.