¿Cuál es el libro que ayudó a descubrir su vocación a Vargas Llosa?
El escritor peruano Mario Vargas Llosa aseguró hoy que su primera novela, «La ciudad y los perros» (1963), fue una «gran aventura» que lo ayudó a descubrirse como escritor realista y a vencer las dudas que tenía con su vocación de escritor.
En la primera de cuatro conferencias que dictará en la Universidad de Chicago (Illinois, EE.UU.) en torno a «El escritor y sus demonios», el premio Nobel de Literatura 2010 dijo que descubrió desde muy joven los problemas sociales y políticos del Perú y siempre se preguntaba cómo se puede ser escritor en un país donde muy poca gente lee.
«Los pobres no leen porque son ignorantes y los ricos (no leen) porque le dan poca importancia a la cultura y la literatura, y también son ignorantes», expresó.
«La ciudad y los perros» fue su primera novela, publicada en 1963 y considerada de trascendental importancia porque colocó a la narrativa peruana en el llamado «boom latinoamericano», junto con diversos autores de Latinoamérica.
Vargas Llosa estudió dos años de educación secundaria en el Colegio Militar de Lima, entre 1950 y 1951, y usó sus vivencias con la severa disciplina militar para escribir sobre los perros, como se llamaba a los cadetes de tercer año, que son los personajes de la novela. El escritor dijo estar muy agradecido con su padre por haberlo enviado a ese colegio, aunque su intención era tratar de alejarlo de una vocación que consideraba como «un pasaporte al fracaso».
«Para mi padre, los escritores eran bohemios casi marginales y no muy viriles, y pensó que la rigurosidad de un colegio militar sería la cura para mi vocación extravagante», relató.
Vargas Llosa indicó que los años en el colegio le permitieron aprender sobre la realidad social del Perú, de la que vivía aislado, y obtener la información para comenzar a escribir la novela en el otoño de 1958, en Madrid (España), y terminarla en una buhardilla de París (Francia) en 1961.
El primer título fue «Los impostores», luego lo cambió por «La ciudad y las nieblas», y al final por sugerencia del crítico peruano José Miguel Oviedo, se decidió por «La ciudad y los perros».
El borrador inicial tenía 1.200 páginas, y fue rechazado por varias editoriales españolas y latinoamericanas antes de ser aceptado por Seix Barral, de Barcelona.
Sin embargo, el original permaneció guardado en un cajón durante mucho tiempo hasta que el editor Carlos Barral lo leyó, y decidió publicarlo, no sin antes tener que maniobrar para esquivar la censura de la dictadura de Francisco Franco. En Perú, la reacción de los militares a sus relatos sobre las intimidades del colegio fueron drásticas: hasta quemaron varios ejemplares como protesta y lo consideraron un «traidor» de la patria.
«Eso le dio gran publicidad al libro y me dejó con la duda de si fueron los militares los que lo convirtieron en un best seller en Perú», bromeó el escritor.
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