Castillo saca sus cartas envenenadas contra la derecha: Asamblea Constituyente y renegociación de Camisea
No pasará. Y no por falta de apoyo sino porque la balance de poderes está muy a favor de los grupos de poder económico quienes tienen, sino en sus manos, al menos una fuerte influencia en: el Congreso de la República, El Tribunal Constitucional, el Ministerio Público, la prensa capitalina (nadie les cree pero logran imponer agenda), sectores del ejército, gran cantidad de funcionarios atornillados en puestos clave, BCR, el MEF y organismos de propaganda empresarial como el IPE, Ong, varios sindicatos capturados y otras instituciones «técnicas».
Del otro lado, Pedro Castillo naufraga entre su propia indecisión, su entornó tóxico, su primer ministro con incontinencia y un apoyo que proviene de la población pero no porque vean en Castillo un líder sino por puro rechazo a la odiosa élite político económica del Perú.
Es imposible que Pedro Castillo no lo sepa por eso, el reciente anuncio de un proyecto de ley es tirarle al Congreso la papa caliente.
Aunque parezca imposible se trata de un movimiento, sino bien calculado, sí trabajado con anterioridad. Es cierto que en el sur gran parte de la población se muestra favorable a la Asamblea Constituyente, pero también es cierto que no están dispuestos a marchar por esa causa que, al final de cuentas, se muestra gaseosa.
Por eso, el reciente paro acatado sobre todo en el sur de la región tuvo, evidentemente, engrase estatal. Cabe indicar que los agricultores y juntas de regantes, muchos de ellos condicionados por el ministro de agricultura Oscar Zea fueron motivados a salir a la marcha.
El Consejo de Ministros también fue otro escenario para que los pobladores afines a la causa del gobierno se manifiesten por el cierre del Congreso y a favor de la Asamblea. Ese fue el primer acto y, el segundo, fue el anuncio de la elaboración del proyecto de ley por la nueva constitución.
El tercer acto fue en anuncio de un proyecto de ley para renegociar el contrato de la explotación del gas de Camisea.
Se anticipa una lluvia de críticas, nuevos destapes, ataques, agresiones y descalificaciones por parte del gigantesco aparato de comunicación empresarial conformado por noticieros, periodistas «líderes de opinión», los técnicos de alquiler y los políticos que siempre tienen las puertas abiertas para ser entrevistados.
Pero la situación era igual con o sin llamados a la asamblea constituyente o renegociación del gas de Camisea. La diferencia es que, a un bajo costo, Castillo se ganará nuevamente a grandes sectores altamente politizados, especialmente en el sur del país y grupos de izquierda que, lo más seguro, es que se plegarán a su causa y se alejarán de la llamada izquierda caviar que, a estas alturas ya es una nulidad.
Otro posible efecto de la esta maniobra es que los temas tocados por la gran prensa y la prensa alternativa (que finalmente se somete a la agenda propuesta por la prensa empresarial) no se limitarán a los escándalos artificiales generados al rededor de las designaciones sino que girarán al rededor de la defensa del sistema económico actual.
Se anticipa un desfile de técnicos de alquiler hablando del riesgo país, anunciando el fin del mundo, del desastre económico, de las siete plagas, el diluvio universal, los jinetes del apocalipsis, la peste negra y el desnudo de chibolín.
Por otro lado, gente como López Aliaga, Patricia Chirinos y otros comenzarán a repetir las palabras comunismo, dictadura, venezuela, chavismo y otros.
Lo previsible es que habrá menos espacio para hablar de cada defecto de Castillo o de sus ministros. Que si confundieron una palabra con otra, o si el sobrino del amigo de la novia de la amiga del sobrino del presidente fue beneficiado con un contrato de 500 soles.
No aceptarán que Castillo se limite a dejar el estado en piloto automático sino que quieren otro festival de contratos, consultorías, entrega de concesiones a diestra y siniestra, millones de soles en subvención a millonarios y un largo etc.
El presidente parece haber comprendido que la clase privilegiada del Perú está dispuesta a quemar hasta la última choza del peruano más humilde con tal de recuperar el Ejecutivo y cada parcela de ese poder.
Por lo tanto, da igual ser conciliador o frontal. El tiempo demostró que el primero no era el camino y, solo por ensayo y error, quizá el segundo camino sea un poco más favorable al gobierno.
Sin embargo, no se debe olvidar que la derecha peruana está igual de perdida que Castillo. Para empezar, no pudieron garantizar un resultado electoral con todo el poder que tenían. Tampoco pudieron ponerse de acuerdo en la forma de robarse las elecciones en la segunda vuelta electoral; menos pudieron conseguir el consenso para sacarlo desde el congreso; tampoco convencen a las masas.
No tienen siquiera recurso humano para ponerle rostros a los mensajes. Solo les queda Keiko, Lourdes Flores, Castillo, Mulder, Maria Alva, Patricia Chirinos… es decir, entre muertos vivientes y lumpen política, les queda Montoya o Nano Guerra. No tienen más.
La salida militar hace mucho que dejó de ser el recurso usado desde EEUU para ahogar reformas profundas y, por más que la élite peruana ansía con todas sus fuerzas tener un gorila en sillón presidencial, necesitan el visto bueno de los amigos de Washington pero todo indica que están demasiado ocupados con las tensiones con oriente.
En el afán de no ceder un solo sol, mantener el yate, comprar más propiedades en Miami, la élite peruana también apuesta doble o nada contra cualquier reforma y como nada está definido también tienen grandes posibilidades de perder. Esto va más allá de Castillo quien solo anda en la cuerda floja del poder institucional a punto de caer a la derecha o a la izquierda.