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Momento histórico: cómo afecta al Perú la guerra de Rusia y Ucrania

Actualizado: 17 abril, 2022

Milcíades Ruiz

La invasión rusa a Ucrania y la injerencia externa en este conflicto, ha desatado muchos encubiertos que pasaban desapercibidos. Hoy aparece con gran claridad, los entretelones de los dominios de EE UU, y su magnitud. Hasta los países que parecían neutrales vienen sumándose al sabotaje contra Rusia, de la forma más servil, atacando a diplomáticos, empresarios, artistas, etc. Los golpes, llegan hasta nosotros aunque muchos no lo advierten. Veamos.

En el escenario mundial, todo parecía trascurrir normalmente, tras la disolución de la Unión Soviética, que ampliaba el mercado capitalista. Pero, “calamba, calamba”, China aceptó el reto de la “libre competencia” y se metió con todas sus empresas estatales bajando costos. Lo propio hizo Rusia. Cuando los imperialistas se dieron cuenta, ya estaba su mercado invadido por mercadería china.

La competitividad enarbolada por el neoliberalismo se volcaba contra los padres del sistema. Para poder competir con menores costos, los capitales tuvieron que salir de EE UU a países donde podía producir con costos competitivos (India, México, Filipinas, Taiwán, etc.). EE UU rebajó impuestos para que regresaran los capitales, pero ni así, podrían ser competitivos cambiando de sede.

Estos días, (prensa internacional) al comentar sobre la penetración china en Latinoamérica, el legislador republicano de Tennessee, Bill Hagerty, afirmó: China se está comiendo literalmente nuestro almuerzo”, argumentando que América Latina es el «patio trasero» y zona de influencia de EE.UU. Pero también Rusia tiene clientela en Latinoamérica, y es el principal proveedor de fertilizantes en nuestro país, como lo es en armamento para Venezuela.

Hay pues, mucho por definir en la globalización del conflicto Rusia-EE UU por Ucrania. Lo que antes estaba entremezclado, ahora occidente trata de separar a oriente, volviendo a la “guerra fría” para recuperar el terreno perdido. China sabe que está en la puntería norteamericana que buscará derribarlo y se prepara para ello, viendo lo que sucede con Rusia. Pero el proceso histórico es irreversible y el mundo se enrumba a una época diferente como consecuencia del desarrollo capitalista.

En lo concerniente a nuestro país, en este momento histórico, las repercusiones de la situación mundial, contribuyen a agudizar las contradicciones internas. Vivimos una crítica situación de incertidumbre política, por el nivel del conflicto social que se ha tornado violento, contra la gestión del presidente Castillo.

Era de esperarse que la oposición persistiera en su propósito de destituirlo, pero ante el fracaso de la vía parlamentaria, la oposición interna y externa ha optado por la acción callejera donde las fuerzas políticas intransigentes utilizan la violencia para forzar su renuncia al cargo. En este escenario, confluyen en simultáneo, los siguientes factores:

1.   La pésima calidad de la gestión gubernamental (Ejecutivo y Legislativo)

2.   Los intereses de grupos de poder económico, para la consolidación del andamiaje neoliberal edificado.

3.   Los efectos globales del enfrentamiento entre occidente y oriente por la hegemonía mundial (guerra Rusia – Ucrania).

El manejo de esta situación está en manos del primer factor, cuyas partes están enfrentadas. La ineptitud política y operativa del Ejecutivo, causa desaciertos permanentes. Las contraproducentes medidas de gobierno empeoran la situación, perdiendo credibilidad en la población que reacciona negativamente.

Los signos de corrupción, tráfico de influencias, nepotismo, contribuyen al descrédito del presiente Castillo. No habiendo decretado ninguna medida de beneficio popular hasta la fecha, el desengaño llega hasta sus propios electores. Los sectores populares no le deben nada y por ello, ninguno sale en su defensa. Es una administración sin apoyo popular.

A partir del gobierno de Fujimori, el neoliberalismo ha edificado una estructura al amparo de la cual, los grupos de poder económico han fortalecido sus negocios. Las concesiones a inversionistas nacionales y extranjeros en materia minera, energética, agraria, viales, comerciales, turísticas, telecomunicaciones, etc., durante 30 años de alta rentabilidad, los ha arraigado. Esto es lo que temen perder los beneficiarios del festín, y recurren a todo para alejar cualquier peligro de cambio.

Lejos de enfrentar los ataques de la oposición, el presidente Castillo se aviene a conceder posiciones. Optó por desvincularse en lo posible, de la izquierda y hasta de su propio partido, dando muestras de debilidad. Por su falta de habilidad política, comete torpezas sucesivas, que estimulan nuevos ataques de la oposición. Pese a que dio pasos en dirección contraria a la izquierda, haciendo continuismo neoliberal, su debilidad orgánica, política, moral, estimula a sus detractores.

A todo esto, se suman los problemas derivados de las sanciones anti rusas por parte de occidente, que golpean la economía nacional y el bolsillo de la población, ya maltratada por la pandemia que le quitó empleo e ingresos. Las sanciones que impiden el abastecimiento de combustibles e insumos productivos procedentes de Rusia, generan sobreprecios internacionales.

Esto, afecta más a Sudamérica por la distancia y su dependencia, teniendo que pagar mayores costos de fletes, inflación y mayores tarifas operativas. Por ejemplo, el aumento de precios del azúcar es porque en su producción, se utiliza combustibles, fertilizantes, insecticidas y otros derivados de hidrocarburos cuyos precios se han elevado internacionalmente.

Solo el rubro fertilizantes, constituye el 29% de los costos de producción de la caña de azúcar. Cerca de la tercera parte del costo total. Estos mayores costos se trasladan al consumidor y lo que en el 2019 pagamos a S/. 1.65 el kilo, actualmente cuesta alrededor de 5 soles (Más del 300% de incremento).

Si tenemos en cuenta que, el mercado interno del azúcar está bajo el dominio del grupo “Gloria” y otras cinco empresas latifundistas, es fácil darse cuenta de quienes serán los beneficiarios de la exoneración del IGV dispuesto por el Congreso. Los consumidores seguiremos pagando lo que manda el mercado a precios concertados por los seis latifundistas. Nadie nos extiende recibo de pago.

Lo mismo sucede con los otros alimentos extranjeros que han desplazado nuestros hábitos originarios de consumo y nos han condenado a la dependencia externa: Dependemos en un 88.7% de importaciones de trigo. Prácticamente todo el pan, fideos, galletas y harinas, se hacen con trigo importado. Cinco empresas importan el 77.8% (Alicorp del grupo Romero, importa el 42.3%).

Habiendo sido país originario del maíz, ahora somos altamente dependientes de las importaciones de maíz amarillo duro para crianzas industrializadas. El 70% de estas importaciones son realizadas por cuatro empresas: San Fernando S.A., Contilatin del Perú S.A., Cargill América del Perú S.R.L. e Importadora de Cereales S.A. El maíz amarillo duro es el principal insumo alimenticio de pollos y, el mayor costo del maíz se traslada al precio de carne y huevos.

Para la producción de carne y leche tenemos que importar totalmente soya en grano y triturada (Torta). Casi la totalidad del millón de toneladas, la importan ADM Andina y San Fernando S.A. Somos también grandes importadores de aceites vegetales, porque el lucro de la corrupción capitalista ha moldeado nuestros hábitos de consumo a su conveniencia, dejándonos sin soberanía alimentaria.

Entonces, el conflicto inesperado provocado por la invasión rusa a Ucrania y el contrataque occidental, ha desatado una serie de perjuicios que estamos pagando sin tener otra culpa que nuestra sumisión a EEUU.

En esta situación en que se encuentra nuestro país, la claridad política es muy importante. Por eso, llama la atención que, grupos de izquierda y el gremio de profesores al que perteneció Castillo, caigan en el juego de la oposición aunándose a sus subversivas marchas de protesta que son parte de su estrategia.

Se suele despotricar contra la derecha como la causante de todo lo malo. Vemos la paja en ojo ajeno, pero no en los nuestros. Sería bueno preguntarnos: ¿Y nosotros qué hacemos? ¿No es un asunto nuestro? No estamos fuera de la realidad nacional ni global. No se trata tampoco de apoyar ciegamente a Castillo. ¿No era que tenemos un rol histórico? Y los dirigentes ¿están prófugos? Digan algo, por favor.


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