Balance político de verano: Alva y Chirinos sucumben y el orden económico se mantiene intacto
El destape de la revista Hildebrandt en sus Trece fue un duro golpe para María del Carmen Alva y, todo indica, que en la actual coyuntura, la oposición no alcanza los votos ni para negar el voto de confianza al gabinete Aníbal Vázquez y menos, para reformar la constitución y vacar el presidente.
El incidente con la alcaldesa de Ocoña (Arequipa) recordado por la frase «me cambias el tono (estás en mi casa), no hizo más que reforzar la antipatía y la imagen negativa de la presidenta del congreso. Como presidenta de la nación, garantizaría un incendio social seguro.
Del lado de Patricia Chirinos. Es importante señalar que no estuvo presente en la reunión golpista. Simplemente la dejaron de lado.
Medios de comunicación con varios contactos directos indicaron que ella presentó la noción de vacancia por su cuenta y perjudicó a su bando al fracasar en su búsqueda de votos para que admitan su iniciativa para su discusión en el pleno de congreso.
Pedro Castillo se mantiene en su cargo como uno de esos jinetes que montan caballos que aún no están domados. Parece que va a caer y, sin embargo, se mantiene con esfuerzo.
Todo indica que será presionado a sacar a ministros provenientes de Perú Libre tras recibir el voto de confianza de su más reciente gabinete.
Detrás del telón
El escenario político es justamente lo que pasa delante del telón. Lo que define la vida de los peruanos es el orden económico y las reformas necesarias.
La reforma tributaria fue truncada tras la negativa a darle atribuciones al ministerio de economía que, entonces, estaba a cargo de Pedro Francke.
El proyecto para reformar el capítulo económico de la constitución anunciado por Aníbal Torres, jamás vio la luz.
Del proyecto para que el Banco de la Nación entre a competir en el mercado financiero y se dirija a los pequeños empresarios, ni señales.
El ministerio de economía regresó a manos de los llamados «tecnócratas» con la designación de Oscar Graham Yamahuchi.
En uno de sus primero actos, el ministro observó la ley sobre devolución de fondos de Fonavi indicando que «ese dinero ya se ha gastado». Esto se vio como un traición de parte del gobierno de Castillo.
Equilibrio engañoso
Para el peruano de a pie, nada o poco a cambiado. No hay señales de reformas mínimas como un sistema tributario más justo, freno o control a los abusos de empresas grandes, mejores oportunidades para pequeños empresarios, aprovechamiento de los recursos del país a favor de sus propietarios (los peruanos).
Si bien, la Asamblea Constituyente no es un clamor nacional, los cambios en el modelo económico sí lo eran, tal como se distinguió claramente durante elecciones y con investigaciones de opinión pública previas.
Los beneficiados con los defectos no han perdido casi nada mientras el ejecutivo y el legislativo se desgastan. Las energías de Castillo se agotan en mantenerse en el cargo mientras que los congresistas siguen el papel de petardear todo lo que haga el Chotano.
El ciudadano se distrae con esa suerte de show político mientras que, en el fondo, todo sigue exactamente igual, sin embargo, también es cierto que las élites económicas no logran recuperar el control que perdieron luego de la pandemia.