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La verdad sobre el cambio de Gabinete ministerial: presión mediática, puertas giratorias y captura del Estado

Actualizado: 1 febrero, 2022

LAPATRIA

La respuesta corta es que la captura del Estado por parte de los grupos de poder no es posible sin la colocación de agentes empresariales en puestos clave.

El investigador Francisco Durand señaló que los puestos clave en la administración pública con la presidencia del BCR, el Ministerio de Economía y Finanzas. En menor importancia siguen los ministerios de Energía y Minas y la jefatura de la Sunat.

El gobierno de Pedro Castillo empezó en el medio con la permanencia de Julio Velarde y con la designación de Pedro Francke quien, a pesar de ser conocido como un economista de izquierda y crítico muy duro de las políticas económicas de los últimos años, no representa una real amenaza para los intereses de los grupos de poder.

Como contrapeso designó a Guido Bellido e incluyó a personas como Héctor Béjar, Ciro Gálvez o Víctor Mayta.

Lo común de las designaciones de Castillo, tanto de izquierda como derecha, es que no fueron colocados mediante el mecanismo de la «puerta giratoria».

La puerta giratoria

El derrame ocasionado por Repsol puso en evidencia que los miembros de su directorio eran Carlos Neuhaus y Elmer Cuba; ambos asociados al fujimoristas y con acceso a puestos importantes en el Estado.

Los ejemplos más escandalosos fueron los de Pedro Pablo Kuczynski y Carlos Boloña. Ambos ministros de economía y cuando no lo eran, altos directivos de empresas o grupos empresariales que se beneficiaban con sus gestiones en el gobierno.

De ahí que se habla de la puerta giratoria: están dentro y fuera pero siempre sirven al mismo interés. Donde se encuentre un ministro, se encuentra a un futuro (o ex) directivo o asociado de una empresa.

La «collera dorada»

Cuando se examinan los puestos más prominentes a nivel nacional, tanto en el sector público como el privado se encuentran: primos, hermanos, amigos, compadres, socios, y familiares lejanos… lo que se puede llamar la «collera dorada».

Los puestos en el gobierno se reparten y rotan en esa collera y, con la puerta giratoria, también se alternan lugares importante en el sector privado donde gestionan beneficios privados a costa de recursos públicos.

La collera también se hace extensa a los medios de comunicación donde los dueños de grandes empresas están sentados en la mesa del directorio de canales televisivos o diarios.

En el libro «Cuando el poder extractivo captura el Estado«, Francisco Durand ilustra este punto:

«Por ejemplo, el grupo Graña y Montero, el principal grupo constructor de obras públicas, que opera normalmente en alianza con la constructora brasileña Odebrecth, es accionista de otras grandes empresas. Debido a lazos de parentesco, el jefe del grupo, José Graña Miró Quesada, es accionista minoritario del Grupo El Comercio, que controla alrededor del 75% del mercado de la prensa escrita y es dueño de dos de los canales de televisión más importantes (Canal 4 y Canal N), uno de señal abierta y el otro de señal cerrada, respectivamente».

¡No toquen mi collera!

Además de la orfandad de Castillo el gran factor desestabilizador fue la presión de la llamada «collera dorada» mediante los canales de televisión, emisoras radiales y diarios.

Guido Bellido fue calificado como impresentable y, de inmediato, la fiscalía inició la persecución.

Aparecieron audios salidos de contexto sobre lo declarado por Héctor Béjar y así sucesivamente con cada ministro.

Pedro Castillo indicó que, al interior del aparato del Estado hay fujimoristas, apristas, toledistas y demás que se sienten incluso «más poderosos que el primer ministro».

Es decir, las personas instaladas en altos cargos se sienten sumamente incómodos con el nuevo gobierno y no solo eso, los empresarios acostumbrados a las «puertas giratorias» tampoco están dispuestos a tolerar otras personas que no sean, al final de cuentas, sus empleados en altos cargos.

Misterio en el nuevo gabinete

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