Western o «cine de vaqueros»: ¿Por qué causaban furor en el Perú ?
Si hubo tiempos de mafiosos, luchadores marciales y superhéroes en el cine de entretenimiento, hubo una larga época del reinado absoluto del cine de vaqueros o “western” (“del oeste”, literalmente).
La imagen del pistolero montado a caballo fulminando a sus rivales de un solo y efectivo tiro llegó antes que el cine a las masas peruanas.
Los muchachos citadinos, conocieron a Llanero Solitario como a Kalimán, Santo, el Enmascarado de Plata, Tarzán o Batman en pequeñas revistas que se alquilaban en los puestos de periódicos.
Era la década de los 60´s y el cine era un lujo que muchos no se podían financiar por falta de dinero o… falta de la edad y, de similar manera, poseer un televisor equivalía a tener piscina.
En realidad el cine llegó a Lima a finales del siglo XIX pero solamente para la aristocracia.
El resto de peruanos conocieron el cine desde las década de los 50 ‘s (en el interior del Perú) con los dramas mexicanos y los westerns de factura norteamericana.
El western dejó su huella en el Perú porque fue lo primero que vieron miles de peruanos en el interior y la capital.
Cuando vieron a John Wayne dando la cara a delincuentes de un polvoroso pueblo del oeste en El Dorado, el pistolero ya era una figura familiar gracias a las revistas antiguas.
Era el equivalente de ver a Iron Man luego de verlo en cómics o dibujos animados y fue un éxito rotundo.
El western con sabor a tallarín
En el Perú, durante la década de los 40´s y 50 ´s, las producciones mexicanas eran las favoritas por mucho
En el mundo, las producciones del “gran cine” eran del tipo que se transmiten en semana santa (Cleopatra, Ben Hur, Quo Vadis).
Los cines no eran solamente para ver películas, eran lugares donde se daban los primeros avances amorosos, se buscaba una identidad o se aprendía a vestir y maquillar.
En ese ambiente hizo su aparición el “Spaghetti Western”. El término es despectivo… es un poco como decir que las película El Jarjacha del gran Palito Ortega Matute es “chuño gore”
El desprecio tenía su explicación en el despecho norteamericano de saber que el mejor western del año 1964 lo hizo un italiano de nombre Sergio Leone.
Los consultados para este escrito, recuerdan que los jóvenes estudiantes vendían sus libros en la puerta de los cines con la obvia intención de financiar su entrada.
El héroe a quien imitar gestos, pantalones, modo de hablar y, hasta de fumar, era, gracias a Leone, el cowboy.
Muchos espectadores estaban lejos de tener los ojos verdes y fríos de Clint Easwoood, menos tenían su barba crecida y rubia pero, saliendo del cine, se sentían El Rubio o El Manco diciendo: “Cuando tengas que disparar, dispara, no hables” o “ El mundo se divide en dos categorías: los que tienen el revólver cargado y los que cavan… tú cavas”.
La Trilogía del Dólar
En realidad no se trata de una trilogía sino de falta de presupuesto. Por un Puñado de Dólares (1964), La Muerte Tenía un Precio y El bueno, el malo y el feo son tres historias independientes pero los productores no tuvieron el presupuesto para darle otro poncho al entonces desconocido Clint Eastwood.
Por un Puñado de Dólares se filmó en España; con inversionistas alemanes; el director era Italiano, el protagonista norteamericano y apenas se entendían entre ellos; el argumento era de un japonés ( Kurosawa) y, cuando se estrenó en Estados Unidos, se tuvo que doblar las voces al inglés.
La historia de un hombre que hace de las suyas en un pueblo salvaje atormentado por dos grupos rivales a quienes engaña y saca dinero es explotada maravillosamente por Sergio Leone.
El director combina música, tomas muy cercanas a los ojos y mide cuidadosamente el tiempo de cada imagen para que el espectador aguante la respiración mientras el hombre sin nombre afronta el duelo con Ramón Rojo.
Ennio Morricone
Es casi seguro que el tema del El Bueno, el malo y el feo sea más universal que la Marsellesa.
Se decía que Leone le exigía a Morricone entregar la música antes de filmar sus películas de manera que la pudiera reproducir en el rodaje.
Podía alternar una guitarra, una soprano, un oboe, gritos, sonidos guturales, antaras y coros de manera que uno, casi casi, pisaba el suelo polvoriento del oeste norteamericano o sentía la tensión de hombre que va a disparar o morir.
Explicar la música con palabras es injusto y pobre, pero el gran compositor merece unas palabras tanto como mereció el Oscar honorífico del 2006.
Ringo, Django, Sábata, Sartana…
Las películas italianas eran más baratas y fáciles de producir que en Hollywood . Una película se filmaba con el vestuario y el escenario de una anterior para regocijo de los distribuidores quienes no se daban abasto.
Se calcula que, en los mejores años del Western, desde los 60 ‘s hasta inicios de los 70´s, se produjeron medio millar de estas.
La calidad es variada, los argumentos, en general, alrededor de la venganza, pero los personajes son inolvidables.
Una Pistola para Ringo (1965) también fue un gran éxito de taquilla al punto que sacaron una “secuela” a la que siguió otra y otra…
Lee Van Cleef era un actor en decadencia cuando lo llamaron los italianos. Se cuenta que estuvo ebrio cada día que grabó junto a Leone y Clint Eastwood pero le bastó para ser contratado como protagonista en la película «Sabata» con bastante éxito.
La imagen de Django (1966) arrastrando el féretro sobre el barro impresionó a los espectadores desde el inicio de la película.
Su argumento es muy parecido a “Por un Puñado de Dólares”, pero a nadie le importó cuando, en el duelo más importante Franco Nero sacó su metralleta para masacrar a los villanos.
Django se convirtió en un personaje tan recurrente que protagoniza al menos 21 películas, un poco atrás de James Bond (25).
Con Sartana en Si te Encuentra Sartana… Ruega por Tu Muerte, se nota el esfuerzo por darle novedad al género pues el personaje, además de excelente tirador, maneja una serie de ingeniosos artilugios y tipos de armas, tal como se vería en James Bond.
Terece Hill
En “Le Llamaban Trinidad” (1970) se aprecia que el género se está agotando. El humor para darle novedad al Western fue un gran éxito para este cine.
Se encargaron un gordo y un flaco; el guapo y el rudo, el ingenioso y el fuerte; Terence Hill y Bud Spencer.
En general, Bus Spencer golpeaba a una docena de maleantes mientras que Terence Hilla sonreía y posaba para la cámara.
Desde norteamérica se intentó resucitar el género con unas buenas películas como “La hora de las pistolas”, “El juez de la horca” o, ya en la década de los 90´s “Sin Perdón”, dirigida por Clint Easwood.
¿Nunca muere?
En el año 2016 un western filmado en Perú dio un poco que hablar por acaparar un festival en Chile.
¿Cuál es el encanto de ese cine? ¿Por qué dos soñadores decidieron filmar una película de ese tipo y en Perú? Quizá porque hay un justiciero, un entuerto, valor y sobre todo, acción visual o quizá solo es nostalgia.