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Jaime Saavedra y su contribución al desastre de la educación

Actualizado: 7 noviembre, 2021

José Luis Ayala

¿Qué docente peruano ha leído Informality: Exit and Exclusion? Seguramente que nadie. Se trata de un libro escrito por un economista sin ninguna formación académica en educación ni filosofía. Sin embargo, desde el 2017 es Director Global de Educación del Banco Mundial. Fue Ministro de Educación (2013-2016), durante los gobiernos de Humala y Kuczynski. Estudió en la Universidad de Columbia y Pontificia Universidad Católica del Perú. El texto híbrido nada tiene que ver con el sistema educativo y menos con la compleja y maravillosa realidad cultural del Perú.

Desde las desacertadas reformas impuestas por tal funcionario del FMI, nada se ha movido. El sistema educativo en el Perú es un desastre, no responde a las nuevas prioridades sociales del siglo XXI. De modo que no tenemos un sistema educativo propio, de acuerdo a la nueva realidad peruana. Todo sistema educativo responde a la pregunta: ¿Qué clase de sociedad queremos construir? Pero además ¿quiénes lo harán? No se trata solo de algunos años de intensas reformas sino de la concurrencia de varias generaciones.

El sistema educativo púbico empezó en el Perú con la determinación del Libertador Simón Bolívar, al haber decidido que la educación púbica optara el método lancasteriano. Se trata de la enseñanza mutua o monitorial. Todo empezó con el maestro Madrás (India) en 1796, luego en 1796 aplicó este método el argelino Andew Bell. En 1810 El Libertador Simón Bolívar invitó a Lancaster, para que aplicara su método y luego se oficializó como sistema de educación pública.

El primer maestro latinoamericano que criticó con razón al método lancasteriano fue Simón Rodríguez. Señaló que no inducía al niño al aprendizaje sino a la repetición memorística, que la exigente disciplina, despersonalizada al educando. Como buen rossiniano decía que los niños deben preguntar y no obedecer. Aseveró que Lancaster estaba equivocado porque el niño debe aprender a cultivar la inteligencia, antes que la memoria. Era opuesto a toda clase de humillaciones y castigos infringidos a la niñez.

“Los gobiernos –dijo– Simón Rodríguez– deben ver en la primera escuela el fundamento del saber y la palanca del primer género con que han de levantar los pueblos al grado de civilización que pide el siglo. El interés general está reclamando por una reforma de la instrucción púbica; la América está llamada por las circunstancias a emprenderla; La América no debe imitar servilmente; sino ser original. Enseñen, y tendrán quien sepa; eduquen, y tendrán quien haga. La guerra de la Independencia no ha tocado a su fin”. 1

Para el maestro Simón Rodríguez, el sistema educativo tenía necesariamente que formar nuevas generaciones para inculcarles tres principios fundamentales: El ejercicio de la libertad, el derecho a tener una personalidad y adquirir una ocupación para trabajar libremente. “Robinson” como lo llamaba cariñosamente Simón Bolívar, compartió lecturas esenciales durante los tres años que estuvieron juntos en París. La cultura humanista de Bolívar es entonces la misma que la de su mentor. Son historiadores, oradores, políticos franceses, españoles, italianos como ingleses: Voltaire, Rousseau, Mably, Filangieri, Mantesquieu, Locke, Condillac, Buffon, D´Alembert, Helvetius, Berthor, el Príncipe de Maquiavelo, etc, etc. Viajan a Roma donde en el Monte Sacro Bolívar jura luchar por la libertad de América.

En 1823 cuando tenía 52 años el maestro de Bolívar regresó de Europa y llegó a Cartagena: “Yo dejé Europa –dijo– para venir a encontrarme con Bolívar; no para que me protegiese; sino para que hiciese valer mis ideas a favor de la causa. Estas ideas eran y serán siempre: emprender una educación popular para dar SER a la República imaginaria que rueda en los libros y en los Congresos».

Como bien señala Guadalupe Soati Toscano, al referirse a algunas reflexiones sobre el proyecto educativo de Simón Rodríguez, rescata a un maestro de vocación y convicción dedicado a la creación de un mundo nuevo, en un tiempo distinto que le tocó vivir. No se trata de un maestro inocuo, sino de un hombre comprometido con la libertad y destino social de América.

“Es con la educación –afirma– Guadalupe Soati Toscano, y la adopción de esta como política de gobierno, como el maestro Rodríguez ve la posibilidad de plasmar, en la sociedad, la concepción de República, esta había que fundarla en el espíritu de los niños, por tanto, había que formarlos. El fundamento del sistema republicano está en la opinión del pueblo, y esta no se forma sino instruyéndola. Nadie hace bien lo que no sabe; por consiguiente, nunca se hará República con gente ignorante (Rumazo González 1975- 58.59). Para Rodríguez la formación de la gente nueva de las nacientes repúblicas debía pasar por las cuatro formas especiales del arte de educar: Instrucción. Social, para hacer una nación prudente. Corporal, para ser fuerte. Técnica para hacerla pensadora”. 2

¿Qué clase de educación nos ha impuesto Jaime Saavedra Chanduví y las entidades multinacionales? Un sistema ajeno a la realidad peruana, deseducación destinada a la sistemática despersonalización colectiva, docentes mal remunerados convertidos en pongos modernos. Una norma tramposa llamada meritocracia para excluir a quienes no estén de acuerdo con el modelo colonial. Por tanto, se impone una nueva Constitución Política, un Estado multicultural, un sistema educativo crítico y auténticamente peruano.


1.- Guadalupe Soati Toscano. Simón Rodríguez y la educación republicana. En La República peregrina. Instituto Francés de Estudios Andinos. IEP. Pág. 155. Tarea Asociación Gráfica Educativa. Lima. 2007.

2.- Guadalupe Soati Toscano. Simón Rodríguez y la educación republicana. En La República peregrina. Instituto Francés de Estudios Andinos. IEP. Pág. 158. Tarea Asociación Gráfica Educativa. Lima. 2007.


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