La derecha se dispara a los pies y Castillo no aprovecha
Los grupos de poder económico no quieren ceder, negociar o, por lo menos transigir. Pedro Francke jamás recibirá poderes del Congreso para cobrar más impuestos a los ricos y Anibal Torres fracasó en su intento de neutralizar el peligro de vacancia anulando por su lado, la amenaza de cuestión de confianza.
“O haces lo que quiero o te destruyo” es la frase que la élite peruana lanza al gobierno de Pedro Castillo.
La sentencia parece ineludible pero los operadores de la derecha peruana parecen haber captado que el pueblo peruano puede tornarse tan radical que Cerrón se vería como un caviar.
Si no fuera así, ¿Cómo se explica que Pedro Castillo haya llegado hasta donde está? ¿Cómo se explican todas las acciones contra una eventual Asamblea Constituyente si el pueblo peruano “no la quiere”, según dicen?
Construir poder destruyendo instituciones
Son casi 30 años en los que los operadores de la derecha peruana han penetrado en prácticamente todas las instituciones con poder en el Perú.
Culturalmente se ha irradiado el individualismo y el egoísmo como virtudes, el Poder Judicial es, un ente eminentemente político a la hora de perseguir a los incómodos para el orden económico y social al igual que el Ministerio Público y algunas unidades de la Policía y el Ejército.
La educación, desde la primaria y la universidad fue cuidadosamente diseñada para ser funcional a los grupos de poder. Se eliminaron todos aquellos cursos que fomentan el pensamiento crítico o el análisis de la realidad.
Se ha diseñado un inteligente programa de criminalización de los disidentes. En cada movilización o convulsión social, agentes policiales están listos para infiltrarse entre las masas y para sembrar un hecho punible (incendios, saqueos o, incluso muertes).
La pelota pasa luego al Ministerio Público que, es sumamente corrupto cuando se trata de todos pero, al tratar a los enemigos políticos del orden, es disciplinado e inmisericorde al punto de fabricar a los llamados “ testigos protegidos”.
Si la policía quita el balón, el Ministerio Público centra, el Poder Judicial mete el gol, pues son los que finalmente, aplastan al dirigente social o al político que no se alinea.
El manejo económico se ha centralizado y privatizado en sumo grado. El alcalde así como el gobernador regional vive de rodillas al Ministerio de Economía y Finanzas y este ministerio es, en la práctica, la ubre que da de mamar a los empresarios amigos del gobierno ( proyectos sobrevalorados, adquisiciones con precios estratosféricos, subvenciones económicas a quien no las necesita y demás )
Los medios de comunicación se han vuelto una cachiporra y todo periodista que quiere cabida en un set de televisión, debe ser esposa, socio, compadre o “chupamedias” de un adinerado.
Hasta la vieja izquierda fue controlada mediante el financiamiento a las ONG´s con dinero directamente llegado de EEUU. Solo había que dar dinero a las facciones y proyectos inofensivos y privar de dinero a los que iban por una ruta de confrontación.
Un musculoso que no puede cargar una pluma
El énfasis es necesario: que una élite tenga tantos medios, recursos y poder y, sin embargo, no sea capaz de controlar el gobierno tal como pasó durante el enfrentamiento entre fujimoristas y Vizcarristas y tampoco pueda colocar a un presidente a su medida en las última elecciones, denota, fragilidad, desgaste o extravío.
El peruano de a pie está harto de su élite y peor aún con el tremendo banquete de fondos públicos dado durante el estado de emergencia por la pandemia de Covid-19
En parte, el fracaso político de los grupos de poder se puede explicar con una frase de Enrique Ghersi: “La derecha en el Perú no tiene principios, solo tiene intereses”.
Es decir, que al pensarse dueños del país, los empresarios de los grupos de poder económico solo piensan en los grandes “faenones” o en las grandes evasiones tributarias por lo cual ni siquiera se han encargado de crear un discurso para llegar a los votantes, quedándose solo con el “terruqueo” como única e inefectiva arma.
Otra explicación del fracaso de los grupos de poder es que, en las últimas décadas las cosas les salieron tan bien que, pecan de exceso de confianza.
Esa es la realidad tras la aparente invulnerabilidad de los dueños de un país cuyos habitantes no los quieren.
Una encuesta que jamás tuvo la cobertura de la prensa (la encargada por la comisión Omonte) arrojaba que la población quería estatismo y nacionalismo. Tanto dolió esta encuesta entre los adinerados que, unas semanas después, los medios sí publicaron los resultados de otra encuesta más acomodada para sus intereses.
Crecer entre las grietas
En los duros roquedales, las raices de algunas plantas se abren paso lentamente entre las fisuras. Con paciencia penetran el poco espacio y luego, generan más fisuras hasta que, eventualmente, fracturan lo que parecía indestructible.
Si un proyecto político ha de crecer ante el inmenso poder de los grupos de poder tiene que imitar a las plantas que logran prosperar entres los roquedales.
¿Cuáles son las fisuras en la élite peruana? La más evidente se da entre los empresarios con llegada al Ejecutivo y los que solo pueden influir a través de los congresistas. Esta fue la causa del enfrentamiento entre Keiko Fujimori (Camayo) y PPK ( Mineros y otros)
El conflicto entre estos dos grupos fue por los grandes contratos del estado, la lucha por mejoras tributarias y la impunidad en pasillos judiciales.
Esta fisura también se notó con el ascenso de Pedro Castillo a la presidencia. Para unos convenía que jamás llegue a la presidencia y para otros les favorecía más su “Ollantización”. Depende si sus negocios se concentraban en Lima o necesitaban de calma política en las regiones (La minería o agroindustria)
Otras de las fisuras se dan entre los llamados empresarios capitalinos y los provincianos. El caso César Acuña ilustra este punto. Como no podía influir en el ejecutivo, no halló otra manera que postular a la presidencia. Simplemente fue destrozado y luego, disciplinado.
El clan de los Luna y la trayectoria política de Podemos Perú es otro de los grupos que se enfrentaron con el brazo político de los “dueños del Perú” no por patriotismo sino para defender su imperio económico apoyado en la educación superior privada.
Caballos de Troya
Cuando Acuña se presentó ante Castillo (se adivina exigiendo al menos un ministerio), fue rechazado. Tampoco se tienen noticias de un acercamiento de parte de Perú Libre o los operadores de Castillo a la familia Luna.
Ahí hay un error grave de Castillo: no atizar las diferencias entre los empresarios y debilitar a unos prometiendo más poder a otros. El peso político de Acuña en el norte y la influencia de radio Exitosa, además de más votos en el congreso hubieran sido de gran ayuda en la lucha contra los grupos de poder.
Sin embargo, la élite económica fue más inteligente y atrajo hacia sí a ambos actores ( por eso se emitieron normas para evitar el cierre de universidades privadas)
Alejarse de Perú libre fue tan bueno como malo fue acercarse a lo que se conoce como Izquierda Caviar. La verdadera naturaleza de dicha izquierda se definió completamente cuando Verónika Mendoza llamó a votar por PKK.
Está claro que la izquierda caviar jamás podrá ir contra los que la financian, es decir, EEUU y, por lo tanto tampoco contra los grupos de poder económico pues, estos son, prácticamente, familia.
Por esto, la izquierda caviar, aconsejó “moderarse”, dejar la Asamblea Constituyente “para después” (osea nunca) y ofrecer, unilateralmente, un pacto que consistente en anular la cuestión de confianza a cambio de olvidar la vacancia.
Esta idea, aparentemente nacida de Anibal Torres Vázques fracasó estrepitosamente y hay quien lo responsabiliza por completo de la eventual vacancia del Chotano, como el abogado constitucionalista, Luis Esparza.
El camino alternativo
El mencionado abogado apuntó, que a las maniobras empresariales para boicotear a Castillo (suba del dólar, siembra de miedo y persecución penal y judicial), se podía oponer una “batalla cultural” a favor de la nueva constitución.
En cambio, los llamados caviares le aconsejaron un rol pasivo, moderado, aparentemente conciliador; es decir, la misma estrategia que llevó a Veronika Mendoza a su fracaso electoral.
Otro flanco desaprovechado por Castillo fue la publicación de información sobre los grandes faenones empresariales en plena pandemia y su difusión en medios regionales y estatales y, de ahí, asociar la constitución del 1993 a la corrupción.
El mismo presidente y sus ministros estaban en capacidad de difundir información sobre los contratos corruptos y perjudiciales que no se tocan porque son los llamados contratos ley y están blindados por una ley constitucional.
Para los llamados realistas, Castillo iba a perder la presidencia si iba camino a la colisión y es cierto, pero conservando su cargo ¿Qué ha ganado salvo un boleto a la cárcel?.
Con la credibilidad de los grandes medios de comunicación anulada, la antipatía de los gremios empresariales, los conflictos al interior de la élite, los escándalos de corrupción y la realidad desnudada por la crisis era el mejor momento, era el momento. La oportunidad se le fue de las manos.