Jueves, 28 de noviembre 2024 - Diario digital del Perú

Crisis del agua

Actualizado: 25 septiembre, 2020

Milcíades Ruiz

El mes pasado alerté sobre la amenaza que se cernía sobre el sector más importante del país, ante la tendencia climática en la generación del fenómeno de “La Niña Costera”, debido al enfriamiento marino de nuestro litoral (ver figura siguiente). Este enfriamiento impide la evaporación y las consiguientes lluvias de la temporada. Se produce entonces, una crisis del agua, con graves repercusiones para nuestro país.

Al finalizar septiembre, persisten estas condiciones y se pronostica su prolongación hasta noviembre. Esto, ocasionará un desbarajuste en el calendario agrícola, pues si las lluvias no llegan oportunamente, la crisis del agua ocasionará más crisis adicionales a las que ya tenemos, no solo para los productores agrarios afectados directamente, sino también para cada uno de nosotros y para el país.

No hay consciencia ciudadana sobre este problema y los políticos que se han extasiado con los escabrosos sucesos palaciegos de estos días, tampoco le prestan atención. Pero sí, acudirán prestos a pedir apoyo político a los campesinos que constituyen la mayor población electoral del país. He aquí, algunas repercusiones de la crisis del agua a tener en cuenta:

– SI no hay lluvias, no habrá producción agrícola. Los campesinos se quedarán sin ingresos y sin alimentos para todo el año. Se descapitalizarán y la familia pasará hambre.

– Tampoco habrá producción ganadera por falta de pastos. Cajamarca es gran productor de leche y derivados lácteos. El norte es el centro de producción de arroz, limón, caña de azúcar, tubérculos, frutales de consumo nacional y de exportación (plátanos, mango, limones, etc.)

 Las lluvias de la sierra discurren hacia los valles de la costa y de esa agua depende su abastecimiento a cultivos costeños y consumo de poblados.

–  Habrá desabastecimiento de productos agrarios, encareciendo los alimentos para la población. El comercio, la agroindustria y la agro exportación decaerán ostensiblemente.

–  Las represas que abastecen las irrigaciones estarán desabastecidas de agua y los cultivos de exportación mermarán su producción, afectando el ingreso de divisas.

–  La crisis del agua también afectará el consumo urbano en verano y el consumo industrial. Los conflictos por el agua se multiplicarán a nivel de usuarios del campo y la ciudad. Como es de esperar, los productores reclamarán ayuda del Estado y se movilizarán pidiendo atención. Otros, buscarán el agua subterránea, pero esta no tendrá caudal.

–  El desabastecimiento del marcado de arroz y de otros alimentos obligarán a mayores importaciones y gasto de divisas, lo que contribuirá al desbalance en comercio exterior. Igual sucederá con el maíz para pollos y otros granos que son insumos industriales.

–  El PBI nacional caerá aún más, y se tendrá que hacer uso del presupuesto deficitario para atender las zonas de emergencia. La pobreza aumentará.

–  Todas las empresas proveedoras de fertilizantes, semillas y otros insumos, fármacos agropecuarios, equipos, tecnologías, envases, etc., tendrán caída en sus ventas, provocando crisis de empleo y de sus economías.

–  La sequedad ambiental por estrés hídrico propiciará incendios forestales.

Podríamos señalar otros efectos, pero quizá sea suficiente para avizorar la importancia del problema y la necesidad de adoptar medidas preventivas, como también, las de mitigación de sus efectos en la población vulnerable. Ojalá los defensores del agua y del medio ambiente, intervengan consecuentemente con sus ideales. Estos son los momentos en que se requiere actuar de hecho y no por lirismo.

Por lo pronto, el gobierno ha decretado en Estado de Emergencia en 136 distritos. Tumbes (9 distritos de 3 provincias), Piura (38 distritos de 7 provincias), Lambayeque (22 distritos de 3 provincias), La Libertad (26 distritos de 9 provincias) y Cajamarca (41 distritos de 7 provincias) -(Decreto Supremo Nº 149-2020-PCM), ordenando que durante 60 días las autoridades públicas y privadas buscarán solucionar el peligro inminente de falta de agua. “Podría ser un canto a la bandera” si no hay exigencia.

Las organizaciones de izquierda que se aprestan a participar en el próximo proceso electoral deberían considerar el estratégico caudal electoral del agro nacional. No esperar el peor momento para recién “llorar sobre leche derramada”. Por lo menos un mensaje de solidaridad con los gremios agrarios e instituciones agrarias. ¿Con que cara pedirle apoyo electoral al campesinado, si no los defendemos oportunamente cuando más necesitan de nuestra solidaridad? Ustedes, qué dicen.

Nota: Las aguas frías (color azulado) del Pacífico Central, son arrastradas por los vientos marinos hacia nuestra costa.

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