Hegemonía que se agota
Es terrible lo que se viene en el siglo XXI. Los indicios son preocupantes. No solo por el deterioro del planeta sino también por el cambio de hegemonía mundial. Pasar de la hegemonía norteamericana a la hegemonía china, nos pone los pelos de punta. La balanza se está inclinando hacia el otro lado del planeta. El eje del mal se está trasladando a Asia. El dominio del mundo por un imperio o por otro, no es bueno para nuestra descendencia.
Un vistazo al 15 de julio del reporte de la CEPAL, nos muestra la inclinación de la balanza geopolítica en los últimos tres años, agravado ahora por la pandemia. El PBI de EE UU viene cayendo hasta -6,5% bajo cero de crecimiento, mientras Asia oriental y especialmente China están por encima de cero con diferencia de crecimiento en 7,5 de ventaja.
Todos los imperios caen, tarde o temprano por la evolución de la humanidad. Pasó con el imperio romano que parecía indestructible, pasó con el imperio español donde nunca se ocultaba el sol. Pero todo en el universo tiene un ciclo de vida porque todo cambia, todo se acaba. EE UU surgió enarbolando las banderas de la libertad. Ha traficado con ella hasta que esta se ha vuelto contra él. Hoy es su enemiga.
La libre determinación de los pueblos, libertad de comercio, libertad de empresa, libre competencia, libertad de prensa, libertad de opinión, van quedando sepultadas bajo su influencia. Hoy recurre al proteccionismo, mientras China le refriega sus dichos de libertades. Los “derechos del hombre” que le sirvió como doctrina de independencia colonial, hoy los desdice, cuando vemos a policías blancos, reprimir criminalmente a sus compatriotas negros, como si no tuvieran derechos.
EE UU financió y desactivó la Unión Soviética, para capturar el mercado del bloque socialista, eliminando su peor enemigo. La perestroika la replicó en China que se allanó al capitalismo. No pensó, que estaba cavando su sepultura. El engendro se volvió contra su creador, como en las películas de terror. Hoy de defiende del monstruo, le pone barreras y no puede eliminarlo. Le está quitando terreno con sus mismas armas. “Cría cuervos y te sacarán los ojos” es la sentencia.
El mercado globalizado no es infinito. Tiene límites y limitaciones. Ya no hay sitio para todos los depredadores. No se puede ampliar más el mercado mundial. Se agudiza la pugna por el dominio y la ley del más fuerte se impone, quedando fuera los que no son competitivos. EE UU nunca pensó que le aplicaría la regla que impuso cuando tenía todo a su favor. Ahora sufre el refrán: “No hagas con otro, lo que no quieres que hagan contigo”. China se metió a su misma casa aduciendo libre competencia.
Cuando EE UU dominaba el mercado mundial, creció y creció libremente sin contratiempos. Podía organizar el mundo a su conveniencia. Montaba bases militares donde quisiese, financiaba entidades anticomunistas y organismos de fachada. Subió su nivel de vida que atrajo la migración por desigualdad. Pero ese alto nivel, se ha tornado contraproducente para sus negocios. Los altos los costos de mano de obra, servicios, insumos, etc. impiden competir en el mercado internacional.
Ante esta situación, las inversiones se vieron obligadas a migrar a los países que ofrecían menores costos y ventajas tributarias, para poder ser competitivos. Trump les ha rebajado los impuestos para que regresen, pero no es tan fácil desarraigarse de un centro de operaciones que ofrece ventajas comparativas. China les dice: Quédense, les doy otras facilidades. El maldito coronavirus vino a empeorar la situación, Un motivo más para odiar a China.
Me pongo en el papel de Trump: “No queda otra. Lo que no se puede a la buena hay que hacerlo a la mala. Lo hicimos con Irak, pretextando que tenía armas biológicas. Lo intentamos con Siria hasta que los rusos se interpusieron. Maldita sea. Esa inmensa empresa Huawey se mete por todos lados y engancha con suministros a nuestras empresas. Tenemos que sacarla, como sea”.
“Pero Huawey se ha metido en Europa y ha enganchado a nuestros aliados con sus 5G. Eso no puede ser. No podremos acusarlo de usar armas biológicas, hay que buscar otros pretextos. Tenemos que asustar a los aliados diciendo que es una amenaza para la seguridad nacional. Nos están espiando. El espionaje electrónico está creciendo y en esto también nos están ganado los chinos. Tenemos que hacer algo para detenerlos. El coronavirus es chino, derechos humanos para Hong Kong”.
Pero ya es tarde y no hay recursos para una guerra tradicional. Según el Dpto del Tesoro de EE UU, en junio pasado la deuda sobrepasó los 26 billones de dólares y seguirá creciendo el déficit hasta llegar a un tope explosivo, cuando ya no queden garantías. Los ajusten ahorrativos van desde la retirada de compromisos internacionales hasta la disminución de tropas en el extranjero. “Estados Unidos Primero”, pero en deuda pública mundial.
La tecnología se está convirtiendo en un arma potente de dominación y de guerra política. Desviste los secretos estratégicos y se adelanta a los planes. La guerra ahora la ganará el que tenga mayor y mejor tecnología. En esto China y Rusia están por encima y no hay ya forma de detenerlos. El futuro depende del dominio desde el espacio sideral, pero otra vez, hace falta presupuesto.
China destruyó su consigna. “América para los americanos” y cambió los términos: “Asia para los asiáticos. Europa también. América Latina ya lo tenemos”. Fueron inútiles los castigos arancelarios a los productos chinos. China ya está posesionada del mercado tecnológico europeo, cuya industria depende en mucho, de suministros chinos para bajar costos. De los 91 contratos comerciales sobre 5G que Huawei tiene en el mundo, más de la mitad de ellos son con Europa.
Aunque Inglaterra trata de zafarse de la tecnología china del 5G, quizá no podrá porque después vendrán otras novedades de última generación y si no se nivelan perderán competitividad, que es el inicio de la decadencia imperial en el siglo XXI. Nokia y Ericsson, los únicos otros dos proveedores a escala de equipos de red de acceso de radio 5G que pueden reemplazar a Huawey, tienen costos y precios elevados, con menos capacidad tecnológica.
En el Perú, ya China se ha posesionado de recursos estratégicos y tiene más del 30% de la inversión extranjera. Vivimos de esta. No tenemos economía diversificada. Hay que prepararse para lo que se viene en el futuro. ¿No les parece?