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Alimentación adecuada para enfrentar al coronavirus

Actualizado: 18 mayo, 2020

Manuel Alfredo Callohuanca Pariapaza

Al parecer el primer cambio inmediato que nos impone el virus COVID-19, es nuestro hábito alimentario. Aunque este cambio se venía dando debido a la incidencia de las llamadas “enfermedades crónicas degenerativas o enfermedades crónicas no transmisibles” en la población mundial, que en las últimas décadas ha ganado creciente número de muertes; ahora es inminente este cambio.

A esta situación se ha sumado las mayores expectativas de vida, prácticamente el control de las enfermedades infectocontagiosas mediante vacunas y antibióticos, cambios en el estilo de vida de la población debido a las condiciones económicas, sociales y demográficas; factores que han contribuido negativamente en la salud de la población.

Las enfermedades infecciosas y parasitarias de antaño, fueron sustituidas paulatinamente por las enfermedades crónicas degenerativas, como diabetes, hipertensión arterial, enfermedades cardiovasculares, cánceres de toda etiología o causa, obesidad, osteoporosis, artritis, párkinson, hemorroides, dolencias periodontales, alzheimer, anemia, estrés, depresión y otros.

Todas estas enfermedades se atribuyen a los malos hábitos alimentarios e inadecuados estilos de vida de la mayoría de la población, tales como: los alimentos procesados, las comidas rápidas, las frituras, consumo de grasa saturadas y harinas, las golosinas, gaseosas, la vida sedentaria, falta de ejercicios físicos, ingestión de drogas y alcohol entre otros.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), consideran de vital importancia modificar los hábitos alimentarios y estilos de vida, para disminuir la incidencia y riesgos de adquirir las enfermedades crónicas degenerativas; porque estas enfermedades se originan de la mala nutrición y alimentación, por el estrés oxidativo generado por los radicales libres y por la deficiente capacidad  homeostática de nuestro organismo, conocida como disminución de nuestras defensas, y para fortalecerla se requiere consumir alimentos con alta capacidad anti-oxidante, como los granos, verduras, frutas, alimentos integrales, alimentos con buen contenido de aceites insaturadas (omega), en general los pigmentos vegetales que tienen gran poder anti-oxidante.

Ahora consideran que el coronavirus ataca a nuestro sistema inmune, urge consumir alimentos funcionales antes, durante y después de esta pandemia.

En estos tiempos de pandemia en que se cuestionan el juramento hipocrático de los profesionales de salud, cabe recordar precisamente al filósofo griego de la medicina Hipócrates que hace cuatros siglos A.C. dejó a la humanidad un imperativo: “Que tu alimento sea tu medicina y que tu medicina sea tu alimento”, esta misma forma de pensamiento se tenía en nuestra cultura andina y en el altiplano, así, para prevenir y vencer a una enfermedad, se recomendaba no dejar de alimentarse bien, recurrir a la experiencia ancestral y medicina que nos brinda la naturaleza y recurrir a los curanderos o “chamanes” para disipar las malas energías y reforzar las vibras positivas.

Es muy lamentable informarse del fallecimiento de 22 médicos por coronavirus, no pretendo “hacer leña del árbol caído” es una reflexión sobre esta noble profesión, que en estas horas difíciles están exhibiendo una formación estrecha, individualista y occidental; vinculado estrictamente a los fármacos, sin iniciativas, sin creatividad, desmotivado de intercambiar experiencias, carente de solidaridad y empatía, menos proclive a la medicina natural y autóctona.

Nuestra patria el Perú aún posee recursos naturales, culturales, sociales, rica biodiversidad y zonas de vida; sobre la alimentación para estos momentos, los profesionales de nutrición humana tienen la tarea de proponer para cada región y conforme a su producción local, las recomendaciones para que la población pueda cambiar a una alimentación funcional, natural, sana, nutritiva y equilibrada.  


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