Zurriago, sombrero y botas en la danza de los caporales
Es preciso resaltar que esta expresión, de los Caporales, desde su creación, es protagonistas de diferentes cambios, tanto en Música, vestimenta y pasos.
En consecuencia, las manifestaciones danzarías de las cuales se inspira disponen elementos simbólicos que vinculan conceptos de Poder y género; estos se han ido evidenciando a lo largo de su existencia tanto en Bolivia como en Puno; este último, donde se arraiga y se convierte en parte de la mayor festividad de este departamento.
El Gamonal o Caporal, es el personaje protagonista que construye y masculiniza la expresión danzaria, dotándolo de poder; característica que se a evidenciado a lo largo de la historia donde estos personajes fueron los verdugos de indigenas y negros, los últimos, llegados a esta parte del mundo para el trabajo principalmente en las minas.
Sin duda el protagonismo de estos personajes, en la danza, colocan en una posición androcentrista su presencia.
En los caporales se evidencian elementos que dejan a la mujer con el papel de personaje secundarios y sexualizados, subyugadas a conceptos que las limitan como simples «objetos» enmarcando su presencia desde un simple rol decorativo, complemento indispensable para una festividad de origen ritual y fértil; desde luego mangnificando la participación del varón en esta danza.
El rol de la mujer en esta expresión, evidencia el ejercicio hegemónico de una sociedad que emplea, al personaje del caporal, para evidenciar su influyente patriarcalismo; aspecto que se evidencia con la interacción del varón en ese constructo dominante y empoderado por elementos, que siendo solo parte de la indumentaria, guardan un significado simbólico que es preciso tener en cuenta.
Estos objetos que construyen al personaje protagonista, son por ejemplo, «El zurriago y sombrero», elementos en el cual destaca la utilización del primero (zurriago), como instrumento que estructura al personaje y lo dota de «poder», «masculinidad» y a su vez es empleado como instrumento que propicia una práctica de contenidos rituales.
El zurriago, más conocido como látigo, chicote, chicotillo, etc, es usado en los conjuntos de caporales, para Ch’allar (bautizar) a los participantes que asisten y danzan en el conjunto. Dicho acto es una forma de iniciación y aceptación para los que se integran, en adelante, al grupo.
Esta costumbre evidencia una práctica ritual ancestral, costumbres que han sido practicadas en muchas culturas alrededor del mundo durantes miles de años.
El inicio de un integrante nuevo, en el conjunto de caporalea, en Puno, es acompañada de una promesa, la cual es venerar a la virgen tres años seguidos y de forma infalible.
Desde la iniciación del nuevo caporal, hasta cumplida la promesa y compromiso con el conjunto, muchos siguen la tradición por muchos años más, logrando generar vínculos y lazos muy fuertes dentro de ese entorno.
(Desde luego, en estos últimos tiempos, pareciera ser que los integrantes de los conjuntos, sobre todo de caporales, olvidan las costumbres y es fácil verlos deambular de conjunto en conjunto, sin el menor respeto a la tradición y por un simple y claro sentimiento de figuretismo y egocentrismo, pero de eso hablaremos más a fondo en otro artículo).
El empleo de este instrumento, el zurriago, también contiene una carga muy fuerte de historicidad, visto que fue el látigo un instrumento que predominó en las manos de los capataces en la época de la colonia y hasta inicios de la república, con el que castigaban y azotaban a los esclavos e indígenas; Instrumento de sometimiento colonial que desde luego es representado, en esta expresión danzaria y en muchas otras, como parte de aquel personaje que ostentaba Poder, pero solo en su aspecto político y situación jerárquica, más no, en el verdadero uso con el que llegó a esta parte del mundo.
El instrumento mencionado, empleado como símbolo de control, jerarquía y poder, hasta hace algunos años de prioridad de los varones caporales, hoy pasaria a ser un elemento simbólico muy importante que en muchos casos se obvia por desconocimiento o falta de criterio.
Este inconsiente e imprudente hecho, no se justifica, ya que ver un caporal sin ese elemento tan importante, mutila su forma y mensaje.
Junto al zurriago se aprecian otros aditamentos también importantes en la construcción de esta danza, que desde luego define el carácter y naturaleza de la expresión; por ejemplo, el sombrero, aunque actualmente es empleado como una extensión de las formas y constructos del movimiento, su uso original fue la de distinguir la posición y jerarquia de quien lo portaba (en la cabeza, mas no en la mano, como suelen hacer ahora en la danza), su presencia en la danza se a convertido en un adorno que le da estética al movimiento.
El sombrero es muy importante si se habla del significado en la historia del personaje del caporal, sobre todo porque determina la posición y jerarquia de este, narra su importancia durante la época colonial hasta mediados de la republica.
El caporal es aquel que se sitúa en un rango mayor al del negro esclavo, recordemos que los sambos caporales solian usar ropas que les permitian diferenciarse de los que eran de menor rango o aún sometidos a tormento en las minas, campos algodoneros o incluso en los mismos palenques o kilombos.
No dejaré de mencionar Las botas y espuelas, indumentaria que caracterizaba no solo el Poder que se le había concedido a estos capataces, así como el zurriago, también denotaba su inserción a la vida con privilegios determinados, al estilo occidental, y sobre todo la lealtad que este juraba a su amo y señor; sus gollerias al poder montar caballo y la confianza medida que se les vertia de parte del hombre blanco.
En la mayor parte de las danzas, el uso de botas y espuelas, simboliza el nivel de poder que ostentan los personajes que la usan, donde exhiben poder político, económico y de notable influencia social.
Pues bien, luego de haber descrito rápidamente los elementos que construyen al personaje de la danza los caporales es presiso recalcar que los conceptos Androcentristas que se les atribuyen se ven, de un tiempo a esta parte, mellado con la aparición de un personaje al que llaman Machita, personaje que empodera la presencia de la mujer dentro de la expresión, buscando un capital simbólico dentro de la danza con el claro objetivo de romper con los estereotipos asignados a esta figura, en la danza de caporales.
La Machita asume una postura que desafía los conceptos mas conservadores sobre la participación de las mujeres dentro de la danza de los caporales; la figura de la Machita, nace para darle el carácter y Poder a la mujer permitiéndole ser vista por sus habilidades, aquellas que compiten con las del varón y colocan de manera simétrica la condición de géneros en esta expresión tan popular llamada, los caporales.
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