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Los planes de López Obrador para América Latina: ¿Cómo serán las relaciones exteriores de México?


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Actualidad RT
03/07/2018

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La victoria del izquierdista podría ser una oportunidad histórica para rediseñar el mapa político de todo el Continente. Héctor Vasconcelos, que ocupará la cancillería de México en el nuevo Gobierno, ha conversado en exclusiva con RT sobre algunas de las propuestas.

«Por su historia y vocación, México es parte de los países del Sur, con los que siempre se había mostrado solidario. Es preciso rehacer y estrechar nuestros vínculos con este vasto conjunto de países y especialmente con los de América Latina, cuyas repúblicas están en proceso de importantes transformaciones».

A través de estas palabras, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), quien resultó electo presidente de México este 1 de julio, dejó plasmada su visión sobre la evolución de la región latinoamericana en el Nuevo Proyecto de Nación por el Renacimiento de México, documento publicado en marzo de 2011, un año antes de contender por segunda ocasión por la Presidencia de la República.

América Latina cambió. La mayoría de los países sudamericanos tiene hoy Gobiernos de orientación conservadora. No obstante, la mala racha de la izquierda se rompió tras el triunfo aplastante de AMLO. Para algunos, la victoria de AMLO constituye una oportunidad histórica para rediseñar el mapa político de todo el Continente. «Es una clara señal de que la izquierda continúa siendo una opción política en América Latina», comenta Jorge Eduardo Navarrete, investigador del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

A unas horas de los comicios, los expresidentes Rafael Correa (Ecuador), Dilma Rousseff (Brasil), Cristina Fernández de Kirchner (Argentina) y Manuel Zelaya (Honduras), entre otros, expresaron a través de Twitter que AMLO representaba una «esperanza» no sólo para México, sino para la región.

Ernesto Samper, expresidente de Colombia y último secretario general al frente de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), tampoco se quedó atrás y, en tono nostálgico, expresó su confianza en que la presidencia de AMLO bien pudiera convertirse en la punta de lanza que devuelva a la región los aires de esperanza que hoy parecen un recuerdo lejano: «será el comienzo del regreso del péndulo en América Latina hacia Gobiernos comprometidos con la justicia social y la soberanía».

Héctor Vasconcelos, quiena partir del próximo 1 de diciembre estará a cargo de la Secretaría de Relaciones Exteriores, comenta a RT que bajo un Gobierno encabezado por AMLO la política exterior de México volverá a sus principios originales. Más que estar pensando en ejercer un gran protagonismo en el escenario internacional, sostiene, primero hay que poner la casa en orden: México necesita resolver sus propios problemas en lugar de intervenir en los asuntos internos de otros países.

Lamenta que durante los últimos Gobiernos la política exterior haya estado centrada de manera excesiva en EE.UU. Héctor Vasconcelos considera que, sin descuidar los grandes problemas que existen en el plano interno, México necesita voltear la mirada hacia otras partes del mundo, América Latina incluida, una región con la que comparte rasgos tanto culturales como históricos.

Héctor Vasconcelos, propuesto por López Obrador como próximo canciller de México.
«México debe resistir cualquier presión de cualquier país, ésta será una de nuestras tareas primordiales: defender la independencia de nuestro país en los foros internacionales (…) México actuará en defensa de sus propios intereses».Héctor Vasconcelos, propuesto por López Obrador como próximo canciller de México.

En exclusiva, Héctor Vasconcelos detalla los planes que la nueva Administración perfila hacia América Latina y el Caribe, una región que, a su juicio, no ha sido tomada en cuenta lo suficiente por los últimos Gobiernos. La política exterior de México estará guiada, dice, por la defensa de la soberanía nacional, la no intervención en los asuntos internos de otros países, la libre autodeterminación de los pueblos y la solución pacífica de las controversias. En definitiva, México necesita retomar el rumbo y volver a ser una nación soberana en la toma de decisiones de política exterior. Solamente así es como será una voz que se haga respetar en el mundo.

A pregunta expresa sobre si México será capaz de adoptar decisiones propias en el escenario internacional, aun cuando haya fuertes presiones de parte de la Administración estadounidense encabezada por el presidente Donald Trump, Vasconcelos aclara: «México debe resistir cualquier presión de cualquier país, ésta será una de nuestras tareas primordiales: defender la independencia de nuestro país en los foros internacionales (…) México actuará en defensa de sus propios intereses».

Una nueva Alianza para el Progreso con Centroamérica

La migración de centroamericanos hacia EE.UU. implica a México como país de tránsito. Para desincentivar el flujo migratorio desde México hacia la Unión Americana, AMLO propone una relación con el vecino del Norte sustentada en la cooperación para el desarrollo. El líder de la izquierda mexicana se dice convencido de lograr «convencer»al presidente estadounidense de poner un alto a su hostilidad contra México e inaugurar una nueva etapa de colaboración de mutuo beneficio.

La migración será uno de los asuntos más relevantes a la hora de rediseñar la relación bilateral. No se trata solamente del flujo de migrantes de origen mexicano hacia la Unión Americana, incluye también la frontera que México comparte con Guatemala. La política de persecución de migrantes ejecutada por Washington, no es muy diferente de lo que sucede en México con la población inmigrante centroamericana, sostiene la organización no gubernamental Oficina de Washington para América Latina (WOLA, por sus siglas en inglés): las autoridades mexicanas han hecho poco por resolver los crímenes y abusos que se cometen en contra de los migrantes centroamericanos.

Migrantes centroamericanos en un centro de detención en McAllen (Texas, EE.UU.), 17 de junio de 2018.  

En su programa de política exterior, AMLO asume como una prioridad garantizar la integridad de quienes se ven obligados a abandonar sus lugares de origen por la precariedad económica y la violencia: «El nuevo Gobierno democrático dará particular atención a Centroamérica y a la frontera sur y, muy especialmente, al trato que reciben los migrantes procedentes de esta región, comprometiéndose al respeto y protección de sus derechos humanos».

Uno de los temas que se trataron en el segundo debate rumbo a la presidencia, realizado el 20 de mayo, fue la migración. Desde la Universidad Autónoma de Baja California, AMLO lanzó la idea de suscribir una nueva Alianza para el Progreso junto con EE.UU., Canadá y los países centroamericanos. «[Queremos] que haya proyectos en Centroamérica y México para el desarrollo, que haya trabajo y bienestar, así se va a conseguir la paz. Es un planteamiento que va al fondo, no es nada más el comercio, lo más importante es la vida (…) los migrantes tienen que tener protección», explicó.

Originalmente, la Alianza para el Progreso fue propuesta en 1961 por el presidente estadounidense John F. Kennedy. La Alianza fue presentada como un programa de desarrollo económico y social que fue aceptado por todos los países miembros de la Organización de Estados Americanos (OEA) en la Conferencia de Punta del Este (Uruguay), a excepción de Cuba, que denunció que la Alianza para el Progreso en realidad estaba orientada a socavar la influencia de la revolución en toda América Latina.

Héctor Vasconcelos, propuesto por López Obrador como próximo canciller de México.
«Nosotros vamos a actuar en el marco de la Constitución, [por ello], de ninguna manera aceptaríamos la presencia de Fuerzas Armadas extranjeras en territorio mexicano (…) tenemos que resolver nuestros problemas con nuestros propios recursos».Héctor Vasconcelos, propuesto por López Obrador como próximo canciller de México.

Héctor Vasconcelos considera que el flujo de migrantes a través de la frontera sur es un asunto de gran complejidad que necesita abordarse desde una perspectiva que vaya mucho más allá de los ámbitos de la seguridad y la defensa. El programa Frontera Sur, lanzado en el año 2014, sostiene Vasconcelos, en buena medida no está atendiendo la problemática desde la raíz. «Sin dejar a un lado el tema de la seguridad, creo que hay que ponerse a trabajar en el desarrollo económico y social tanto de los países de Centroamérica como de los estados localizados en la zona sur de México», declara.

Sobre una posible participación de las Fuerzas Armadas de EE.UU. para hacer frente a la seguridad en la frontera sur, Vasconcelos acota: «Nosotros vamos a actuar en el marco de la Constitución, [por ello], de ninguna manera aceptaríamos la presencia de Fuerzas Armadas extranjeras en territorio mexicano (…) tenemos que resolver nuestros problemas con nuestros propios recursos».

El también exembajador de México en Dinamarca comenta que hasta el momento no ha tenido acercamiento con los Gobiernos que eventualmente formarían parte de una nueva Alianza para el Progreso a propuesta del nuevo Gobierno de México. Sin embargo, tan pronto como AMLO tome posesión como presidente, adelanta, se convocará a todas las partes involucradas para tratar el asunto.

Amistad y solidaridad con Cuba

Las relaciones entre México y Cuba bajo un Gobierno de AMLO serían de amistad y solidaridad. Entre los países caribeños, las relaciones con la República de Cuba serían la prioridad, país con el que México «tiene lazos históricos y fraternales que deben reflejarse en una más intensa relación bilateral», se lee en el programa de política exterior para el período comprendido entre 2018 y 2024.

Los planes de AMLO apuntan, además, hacia el fortalecimiento de los vínculos con organismos regionales como la Asociación de Estados del Caribe (AEC) y la Comunidad del Caribe (CARICOM).

No es un secreto la admiración de AMLO por los logros de la Revolución Cubana. A su hijo menor con su actual esposa, le puso el nombre de Jesús Ernesto, en homenaje a Jesús de Nazaret y Ernesto «Che» Guevara, el revolucionario de origen argentino que combatió las Fuerzas Armadas de Fulgencio Batista en la Sierra Maestra en la década de 1950.

El presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, en su reciente visita a Venezuela. Caracas, 30 de mayo de 2018.  

El legado del máximo líder de la Revolución Cubana no pasó desapercibido para el político tabasqueño. En un mitin realizado en la ciudad de Colima, AMLO expresó su pésame al pueblo cubano por la muerte de Fidel Castro, a quien calificó como «un líder de grandes dimensiones porque supo conducir a su pueblo y alcanzar la auténtica y verdadera independencia a pesar de todas las adversidades».

El fallecido comandante Castro fue, en palabras de AMLO, un dirigente político que tuvo la capacidad de hacer de Cuba una nación libre, independiente y soberana. Para AMLO, el régimen cubano es una muestra de que, a pesar de las presiones de «quienes se creen amos y señores del mundo», es posible conservar la dignidad. «Fidel Castro está a la altura de Nelson Mandela (…) es un gigante», declaró en noviembre de 2016.

En las relaciones con Cuba se perfilan dos de los principios clave de la política exterior que AMLO enarbola desde su primera campaña rumbo a la Presidencia de la República y que, cabe destacar, están inscritos en la fracción X del artículo 89 constitucional: la no intervención yla libre autodeterminación de los pueblos.

Uno de los mejores momentos de la diplomacia mexicana, según AMLO, fue la postura asumida por el Gobierno de Adolfo López Mateos (1958-1964). En su Proyecto Alternativo de Nación publicado en el año 2004, recuerda que el Gobierno de aquel momento tomó la decisión adecuada de no acatar la solución unánime de la Organización de Estados Americanos (OEA) de romper las relaciones con la isla.

El secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, en una reunión de la OEA. Washington (EE.UU.), 4 de junio de 2018.  

La decisión fue la correcta, apunta, no solamente en términos de solidaridad con Cuba, sino por la defensa del principio de no intervención. En caso de haber actuado en sentido contrario, argumenta, México habría dado pie a sufrir medidas similares en su contra.

Una vez que tome posesión como presidente de México y, si se mantiene firme en la defensa del principio de no intervención, AMLO dejaría solo a Trump en su plan de intensificar las sanciones en contra de la mayor de las Antillas, una estrategia orientada a dar marcha atrás al proceso de normalización de las relaciones entre EE.UU. y Cuba comenzado por el expresidente Barack Obama.

Venezuela: ¿Abandonar o permanecer en el Grupo de Lima?

Todo apunta a que la relación con el Gobierno de Nicolás Maduro será uno de los temas de mayor controversia que tendrá que enfrentar el cuerpo diplomático de un Gobierno encabezado por AMLO. Las presiones de la Administración estadounidenses sobre varios países latinoamericanos para condenar la situación que vive Venezuela han venido de menos a más.

Para AMLO, la relación entre México y EE.UU. es muy importante. Sin embargo, aún con un cambio de rumbo, la economía mexicana continuará siendo muy dependiente hacia la Unión Americana, por lo menos en el corto plazo. En este sentido, surge la interrogante sobre si dejar a un lado una política de confrontación con el Gobierno venezolano será tomado por los líderes de Washington como una «falta de compromiso» de México con la «defensa de los derechos humanos y las libertades políticas».

Una postura así sería contraproducente en un momento en el que AMLO busca generar confianza. Pero amenazas de por medio existen. En septiembre de 2017, el general John Kelly, actual jefe de gabinete del presidente Trump, señaló que México se encontraba «al borde del colapso» como Venezuela. En el caso del político tabasqueño, mucho antes de ganar la presidencia, ha tenido que salir a desmentir a todo aquel que ha buscado vincularlo, de una u otra forma, con Chávez y Maduro.

Héctor Vasconcelos, propuesto por López Obrador como próximo canciller de México.
«¿Por qué el Gobierno de Peña Nieto está interesado en atender tan enfáticamente los problemas de otros países cuando aquí no se respetan ni los derechos humanos ni la democracia? Perdón, pero en México no tenemos democracia desde los tiempos de Francisco I. Madero (principios del siglo XX)».Héctor Vasconcelos, propuesto por López Obrador como próximo canciller de México.

Desde la campaña electoral de 2006, los detractores de AMLO desataron una intensa campaña de propaganda que comparaba la personalidad de quien había sido Jefe de Gobierno de la Ciudad de México con la del presidente Hugo Chávez. «Autoritario» y «violento» fueron algunos de los calificativos lanzados por los opositores de AMLO para convencer a la opinión pública de que, en caso de ganar la presidencia, México se convertiría en Venezuela: una «dictadura» sumida en «crisis».

Bajo el Gobierno de Enrique Peña Nieto las relaciones entre México y Venezuela se tensaron todavía más cuando Lilian Tintori y Antonieta Mendoza, esposa y madre del líder opositor preso Leopoldo López, respectivamente, fueron recibidas en febrero de 2016 por la titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores, Claudia Ruiz Massieu, con quien compartieron «información sobre la situación que prevalece en Venezuela», de acuerdo con una nota informativa de la cancillería mexicana. Horas después, fueron recibidas en el Senado de la República.

En medio de las protestas violentas contra el Gobierno de Nicolás Maduro, medios de comunicación nacionales demandaron a AMLO una postura sobre el panorama de la nación bolivariana. El líder de la izquierda lamentó las muertes humanas, sin embargo, no hizo pronunciamientos en contra ni del Gobierno ni de la oposición. En mayo de 2017, en una entrevista realizada por Imagen Noticias, a pregunta expresa sobre qué mensaje mandaría a quienes protestaban en las calles de Caracas, expresó: «les recomiendo que no caigan en la trampa de la violencia (…) busquen el diálogo y la conciliación».

Miembros del Grupo de Lima durante un encuentro en Santiago (Chile). 23 de enero de 2018. 

«México se ha caracterizado siempre por su sabiduría en el manejo de su política exterior (…) [en este Gobierno] se olvidaron dos principios: la no intervención y la libre autodeterminación de los pueblos», respondió AMLO de manera tajante, al ser cuestionado sobre la decisión de la Administración de Peña Nieto de suscribir la carta de la OEA que, entre otras cosas, demandaba al Gobierno venezolano realizar «elecciones libres» así como poner en «libertad a los presos políticos».

Cuestionado sobre si el nuevo Gobierno de AMLO está dispuesto a abandonar el Grupo de Lima, Héctor Vasconcelos, quien también se desempeñó como cónsul de México en Boston, revela que prefiere esperar hasta diciembre para analizar bien la situación. De cualquier forma, recalca, México saldrá en defensa del principio de no intervención en los asuntos estrictamente internos de otros países. Considera que la defensa de este principio no está reñida con que el próximo Gobierno de México sirva como mediador en conflictos internacionales, o que no esté comprometido con la defensa de los derechos humanos y la democracia.

«Pero yo me pregunto, ¿por qué el Gobierno de Peña Nieto está interesado en atender tan enfáticamente los problemas de otros países cuando aquí no se respetan ni los derechos humanos ni la democracia? Perdón, pero en México no tenemos democracia desde los tiempos de Francisco I. Madero (principios del siglo XX). Antes de salir a defender la democracia en otras regiones del mundo, empecemos por resolver los problemas nacionales (…) sólo entonces tendremos suficiente credibilidad para pronunciarnos sobre los asuntos de otros», expresa.

Apuesta por la Cuenca del Pacífico

Junto con Chile, Colombia y Perú, México forma parte de la Alianza del Pacífico, un bloque regional constituido en abril de 2011 que nace como una respuesta a la crisis económica mundial de 2007-2008 y el lanzamiento de iniciativas de integración de carácter alternativo como la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestramérica (ALBA) y Petrocaribe.

Los entonces presidentes de Chile, Colombia, México y Perú en la XII Cumbre Alianza del Pacífico. Cali (Colombia), 30 de junio de 2017.  

En su programa de política exterior, AMLO detalla que su Gobierno está dispuesto a dar continuidad a los avances y esfuerzos realizados con la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI) y la Alianza del Pacífico. «La Alianza ofrece horizontes muy importantes para México que tenemos que explorar a profundidad, queremos una colaboración mucho más estrecha con las naciones de la Cuenca del Pacífico», sentencia Héctor Vasconcelos.

Sin embargo, por sus resultados hasta ahora, surge la pregunta de hasta qué punto la Alianza es una herramientaque promueve la integración de la región. Los flujos comerciales entre sus integrantes son muy reducidos y lo mismo pasa con la inversión extranjera directa. No existe ningún plan enfocado a fortalecer los eslabonamientos productivos entre las empresas de los países que integran la Alianza. En contraste con el Mercado Común del Sur (Mercosur), la Alianza ni siquiera cuenta con un fondo de convergencia estructural, un instrumento destinado a reducir las brechas de desigualdad.

Jorge Eduardo Navarrete, exembajador de México en China, y quien ha participado en la redacción de varios de los planes de política exterior que AMLO ha presentado, sostiene que una de las ventajas que tiene la Alianza del Pacífico a diferencia de otros bloques regionales es que no ha estado sometida a los vaivenes políticos de los países que la conforman, sino que obedece a intereses de largo aliento.

Héctor Vasconcelos, propuesto por López Obrador como próximo canciller de México.
«La negociación del CPTPP –Acuerdo Progresivo y Global para la Asociación Transpacífica– se llevó a cabo de espaldas a la opinión pública y sin la participación de todos los sectores productivos involucrados».Héctor Vasconcelos, propuesto por López Obrador como próximo canciller de México.

Apunta, sin embargo, que es urgente que la Alianza abra sus puertas a la participación de otras naciones interesadas, pues por momentos «parece más bien un bloque de Gobiernos de orientación neoliberal». De acuerdo con Navarrete, la Alianza debe asumir una visión más amplia y plural, y acoger a Gobiernos con diferentes tendencias políticas.

Uno de los principales objetivos de la Alianza, según su documento fundacional, es profundizar las relaciones entre América Latina y la región Asia-Pacífico. No por nada tres de los cuatro países de la Alianza del Pacífico –Chile, México y Perú– estaban interesados en la entrada en vigor del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP, por sus siglas en inglés), un mega acuerdo comercial de 12 países que quedó sumido en la parálisis una vez que EE.UU. se levantó de la mesa de negociaciones por orden del presidente Trump en enero de 2017.

Tras la debacle del TPP, se lanzó el plan de conformar un TPP de 11 países, un acuerdo comercial que fue rebautizado bajo el nombre de Acuerdo Progresivo y Global para la Asociación Transpacífica (CPTPP, por sus siglas en inglés) y que fue firmado en marzo de este año en Chile. En abril, el CPTPP fue avalado por el Senado mexicano por 74 votos a favor, 24 en contra y cuatro abstenciones.

Representantes del Acuerdo Progresivo y Global para la Asociación Transpacífica en Santiago (Chile). 8 de marzo de 2018.  

Senadores de la bancada integrada por el Partido del Trabajo (PT) y el Movimiento Regeneración Nacional (Morena), dos de los partidos políticos que postularon a AMLO como candidato a la presidencia, votaron en contra. Héctor Vasconcelos sostiene que, si bien están interesados en profundizar los vínculos entre México y los países de la Cuenca del Pacífico, «la negociación del CPTPP se llevó a cabo de espaldas a la opinión pública y sin la participación de todos los sectores productivos involucrados».

Vasconcelos comenta que el equipo económico de AMLO tendrá que realizar un balance sobre los alcances del CPTPP tomando en cuenta las relaciones con EE.UU. Recuerda que, aunque el magnate de Nueva York firmó una orden ejecutiva para abandonar el TPP, posteriormente dejó entrever la posibilidad de volver a incorporarse. «Habrá que analizar las circunstancias a partir del 1 de diciembre próximo; de cara a la sociedad, habrá que analizar qué conviene a los intereses de México», concluye.

Ariel Noyola Rodríguez

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