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La ferias Alasita en Puno: las minuaturas


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Guillermo Vásquez Cuentas
05/05/2017

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Por Resolución Viceministerial Nro. 156-2016-VMPCIC-MC fechada enLima, el 30 de noviembre de 2016, emitida por el Viceministerio de Patrimonio Cultural e Industrias Culturales del Ministerio de Cultura, se declaró como Patrimonio Cultural de la Nación a las Ferias de Alasitas y Miniaturas del Altiplano de Puno, región Puno. Hay mucho escrito sobre Alasitas, lo que no ocurre así con las “miniaturas”.

La Resolución Viceministerial en referencia contiene en sus numerosos “considerandos” amplia argumentación sobre las razones que informan la declaratoria oficial, pero ella se centra casi exclusivamente en la feria de las Alasitas y el Ekeko sin sustentar consideraciones que apoyen aquella decisión gubernamental declarativa en el caso de la “miniaturas”, las que solo son citadas de paso, sin tratamiento histórico o descriptivo alguno, pese a ser uno de los dos elementos sobre los que recae dicha declaratoria.

Qué son las miniaturas

Un examen de lo que los diccionarios registran como Miniatura, nos hace ver que originalmente se denominaba así, tanto a las letras y dibujos en tinta o pintura roja (“minius”) que usaban los ilustradores del medioevo en encabezamientos y márgenes de los manuscritos, como a las pequeñas pinturas insertadas en obras pictóricas de mayor tamaño. El significado que en la actualidad se atribuye al término, como obras de arte o artesanía de pequeñas dimensiones, aparece como muy posterior.

Dejando de lado los significados pictóricos o gráficos del vocablo en el idioma castellano y a fin de mantenernos dentro del tema, señalemos que el Diccionario de la Real Academia de la Lengua española, define a miniatura como un “objeto artístico de pequeñas dimensiones”. Más explícito Word Reference señala que es “un objeto de arte de pequeñas dimensiones y delicadamente trabajado” y que es también “la reproducción de un objeto en dimensiones reducidas”.

Las cosas miniatura son pues, réplicas de un objeto cuyo tamaño regular o normal es, obviamente, mucho más grande. Los objetos pequeños por lo general son graciosos, divertidos, causan una suerte de ternura. Constituyen estrictamente un “doble”, una reproducción en pequeño, un modelo a pequeña escala, de aquel o aquellos objetos de reales dimensiones que se desea llegar a poseer en el futuro variable.

En aimara “miniatura” ha sido traducido como Jisk’aptata, es decir empequeñecido, achicado, reducido; derivado del adjetivo jisk’a, pequeño, chico, al que se añade el sufijo ptata, convertido en…pequeño, en este caso.

Miniaturas en Alasitas

Las Alasitas, fiesta-mercado surgido históricamente del contexto cultural aimara, comprende una gama apreciable de elementos, como por ejemplo el “pago” a la pachamama”, Ch’allas, illas, yatiris, ekeko, sahumerios y otros, que en Puno aparecen cada 3 de mayo.

En el centro de ese mundo de rituales y prácticas tradicionales resaltan con profusión las miniaturas. Simbolizan deseos de hacer realidad la ilusión de ser felices mediante la posesión de bienes materiales o a través del logro de buenas situaciones personales, pero al mismo tiempo generan un compromiso tácito de quien las adquiere para esforzarse en conseguir aquello que ansía.

Probablemente, el origen de las miniaturas se encuentra en la antigua necesidad de hacer que el Ekeko tenga capacidad de cargar en mayor número y diversidad, las vituallas y artículos que llevaba en su vida trashumante. Para que eso sea posible había que achicar, empequeñecer, miniaturizar los objetos que componían el bagaje benefactor.

Tradición, innovación y salvaguardia

Fabricar, elaborar las miniaturas demanda arte, es decir la aplicación de ciertas habilidades y destrezas, con la finalidad de mantener lo tradicional, lo auténtico y al mismo tiempo innovar, desarrollar. Es por esto que cada año aparecen en el mercado puneño de la Avenida Floral, junto con lo conocido, una serie de nuevos utensilios y pequeñas cosas con remozados diseños.

Frente a todo ello, la necesidad de que Puno cuente con un Museo de Miniaturas, como tienen muchas ciudades del mundo, debería ser atendida por los organismos públicos competentes encargados de efectuar el “seguimiento institucional de su desenvolvimiento y salvaguardia, de ser el caso”, como la reza la Resolución Viceministerial indicada al inicio. Ellos tienen la palabra.

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